Zidane salía ante el Elche con un once revolucionario y con muchos cambios. El primero y más claro es el de sistema. También parece que quiso probar la defensa de tres para ver si le iba tan bien como a Koeman en los últimos partidos.

Sergio Ramos reaparecía después de dos meses para que fuera cogiendo minutos y todo parece presagiar que apunta ante la Atalanta. El que también reaparecía era Hazard, aunque con el belga serían más cautos y partiría desde el banquillo.

Casemiro se pierde el partido de Champions por lo que el técnico francés no le daba descanso. Sin embargo, sus fieles compañeros, Kroos y Modric sí que lo harían. Zidane dejaba a las claras que su mente estaba puesta en la Atalanta y hacía muchos meses que estos dos no descansaban a la vez. En su puesto saldrían Isco y Valverde.

El juego del Madrid pasa siempre por las botas del alamán y del croata y ante el Elche se ha notado y mucho que ellos no estaban. A los blancos les costaba generar un juego fluido, hacer cambios de orientación y llevar el balón a los atacantes.

Con el equipo por debajo del marcador ya Zidane decidió que había que ir a por el partido y entraron los dos junto a Rodrygo. Y cuando los dos entraron se notó. El Madrid comenzó a jugar a otro ritmo y los pases en la frontal del área eran fluidos.

Modric fue decisivo para el empate. Recibió el pase de Kroos del córner y centró para que Benzema rematara. El croata tiene un guante y el francés supo aprovechar ese gran centro. El tiempo corría y los blancos solo sumaban un punto. Kroos y Modric se pusieron manos a la obra y junto con Benzema y Rodrygo pudieron darle la vuelta al marcador.

Zidane intentó que el Madrid ganara sin precisarlo, pero se vio que son más necesarios que nunca y que todo el juego pasa por ellos. El entrenador lo hizo pensando de cara a la Atalanta y esto le confirma que los dos son la brújula del equipo.