Florentino Pérez y Josep María Bartomeu están en las antípodas en cuanto a la forma de llevar la gestión de un club de fútbol, y también lo están en cuanto a la simpatía y admiración que despiertan no solo entre sus aficionados, sino entre sus propios futbolistas. ¿Cuáles son las diferencias entre la gestión de uno y de otro? Las vemos.

Florentino Pérez ha dado una auténtica lección de cómo llevar las cuentas de un club. El conjunto blanco siempre están en beneficios y ha conseguido mitigar las consecuencias económicas del decoronavirus. Consiguió que sus jugadores se redujeran los salarios y sin necesidad de acogerse a un ERTE. Por el contrario, Bartomeu paga la mayor masa salarial de todos los equipos del mundo, tuvo problemas para que sus futbolistas aceptaran la reducción salarial y además tuvo que hacer un ERTE en todo el club para poder salvar la situación.

Desde hace unos años, Florentino Pérez y su equipo han apostado por la contratación de jugadores muy jóvenes para tener un Real Madrid de futuro, una decisión muy comentada pero que empieza a dar sus frutos. Además, alejándose de la dinámica del pasado, ha apostado por no hacer fichajes galácticos, Hazard es el único que ha superado los 100 millones en los últimos años. Por el contrario, Bartomeu no ha estado para nada acertado. Los más de 200 millones que suman los fichajes de Coutinho y Dembelé, los 120 de Griezmann y la salida de Neymar han supuesto tres mazazos para la gestión del presidente catalán.

Josep María Bartomeu está totalmente defenestrado por sus jugadores. Leo Messi ha salido en muchas ocasiones para desmentirle, desacreditarle o tirar por tierra cualquier decisión, algo que parece impensable en el Real Madrid. Y es que, en el conjunto blanco, todo son buenas palabras para su presidente. Ni un mal gesto, ni una mala cara y siempre sacando la cara por él en público.

Aunque no siempre ha sido así, Florentino Pérez es muy querido por la inmensa mayoría de la afición del Real Madrid. El presidente se da un baño de masas allá por donde va. Ha conseguido que sus aficionados le vean casi como un Dios que puede conseguir cualquier cosa, sobre todo buenos fichajes. Por el contrario, Bartomeu no levanta ningún tipo de simpatía entre los culés, más bien todo lo contrario. Le echan la culpa del mal momento que vive el Barça, se ha convertido en un hazmerreír y además, los culés no ven el momento para que deje el club, pidiendo en varias ocasiones durante esta temporada su dimisión.