Uno de los duelistas de la final de la Supercopa de España saldrá del duelo entre el Atlético de Madrid y Athletic Club. Los vascos llegan para revalidar el título que obtuvo en 2021 y como ha dicho su entrenador Marcelino "mejor equipo que el año pasado" "mejor equipo que el año pasado"por lo que los del Cholo lo deberán tener en cuenta.
Ni el Atlético de Madrid ni el Athletic Club están a la altura de sus mejores expectativas esta temporada, por debajo de sus condiciones de vigentes campeones de la Liga y la Supercopa de España, respectivamente, enfrentados a 5.000 kilómetros de sus éxitos por la credibilidad, entre las dudas que marcan sus resultados del curso y con la incógnita de si Luis Suárez será titular en el bloque de Diego Simeone.
Nada pone más evidencia tal situación que los números, tan comprometedores para analizar el momento de un equipo, sin matices admisibles en el juego. Ni en las ocasiones falladas. Ni en el quizá. No hay ninguna certeza mayor para ningún equipo que ganar. Y ni el Atlético ni el Athletic Club vencen como deberían, con más visibilidad en el caso del conjunto madrileño, un campeón de Liga hace medio año y hoy a 16 puntos de su trono perdido.
El Atlético ha ganado sólo seis de sus 17 partidos oficiales más recientes; el último el empate con el que sobrevivió a duras penas, a una hora desbordado, a una de las primeras peores partes que se le recuerdan, en el estadio de la Cerámica. La igualada disimuló la deriva de un equipo que no se encuentra a sí mismo ya con 27 encuentros disputados, entre la indefinición y la búsqueda sin éxito del sistema, los nombres y los mecanismos que mejor exploten las cualidades individuales de sus jugadores, ahora con Stefan Savic y Antoine Griezmann de baja. Son sus dos únicas ausencias por lesión para la Supercopa de España.
Necesita una reacción. También una reivindicación. La recaída insistente en la que se mueve esta temporada exige una respuesta mucho más concluyente de la que ha dado hasta ahora, incapaz de encadenar más de dos triunfos en todo este ejercicio, tan distanciado de la regularidad y el equilibrio que tanto obsesiona a su técnico. Jamás en una década había firmado tan poca productividad. Nunca en esta década había desprendido tantas dudas.
Aunque la Supercopa no es una prioridad para el Atlético (al menos no lo era al principio de la campaña), sí es un estímulo para despertar la determinación que requiere un formato como éste y que anhela el equipo madrileño en todas sus líneas, en todo su equipo y, especialmente, en su defensa, admirada antes y vulnerable ahora: Jan Oblak, alejado de sus mejores cursos y expuesto como nunca por su retaguardia al daño rival, sólo quedó imbatido en 5 de sus últimos 20 choques, con 27 goles en contra en ese frustrante trayecto.
Tampoco el Athletic, el campeón de la última Supercopa y de dos de las seis más recientes, está en su mejor campaña, dentro de los evidentes altibajos y los empates -diez- que han rebajado su posición en el campeonato. Nada más ha ganado tres de sus últimos trece partidos, uno de ellos al Mancha Real en la Copa del Rey, aunque concentra esas victorias en sus cinco duelos más recientes. Es noveno en la Liga, hoy fuera de Europa.
Con el recuerdo de su fabuloso torneo del año pasado, cuando levantó el trofeo tras imponerse al Real Madrid en semifinales (1-2) y al Barcelona en la final, el Athletic ha viajado a Riad consciente de la dificultad de repetir la hazaña pero ilusionado por hacerlo.
Para ello confía en la capacidad para competir ante cualquier rival que está demostrando a lo largo de la temporada, aunque sin que lo ratifiquen del todo los resultados, y en lo bien que ha empezado 2022, con dos victorias seguidas en Pamplona y en Copa en Mancha Real (Jaén) y un empate en Vitoria para redondear sin perder la primera semana del año.
La incógnita en el once del Atlético es Luis Suárez. O él o Joao Félix. O Cunha o Ángel Correa. Los segundos aparentan ventaja sobre los primeros para formar en la alineación titular, según las pruebas del técnico argentino, que también podría prescindir de Rodrigo de Paul en el centro del campo para recuperar a Koke Resurrección, para dar más recorrido en esa línea a Geoffrey Kondogbia y para rebuscar en Thomas Lemar la inspiración.
Dentro del 5-3-2 al que, según las pruebas, tiene previsto regresar Simeone, Marcos Llorente ejercerá de nuevo de carrilero derecho. La salida de Kieran Trippier al Newcastle lo ha reubicado ahí como primera elección, aunque el Atlético pierda todo su desborde, toda su capacidad de sorpresa, todos sus desmarques a la espalda de la defensa y todo lo que aporta el centrocampista madrileño en posiciones más centradas y adelantadas.
Mientras llega (o no) un fichaje en el mercado de enero para ese puesto, ese parece que será el hábitat natural de Llorente, igual que lo es el carril izquierdo desde el pasado curso para Yannick Carrasco, ni tan atrevido ni tan determinante ni tan incisivo desde hace meses.
A la defensa regresa Giménez, sancionado en Vila-Real y al mando de la retaguardia en Riad, entre las dudas que despiertan Felipe Monteiro y Mario Hermoso, a los que acompañará en la zaga, con Jan Oblak en la portería.
En el Athletic, el 0-0 en Mendizorroza dejó la mala noticia de la lesión de Unai Vencedor, su guía en medio campo. Vencedor, un chaval que acaba de cumplir 21 años, dista de ser una de las estrellas de la plantilla rojiblanca, pero se ha ido haciendo necesario poco a poco para organizar el juego del equipo, apoyar al capitán Iker Muniain en la construcción y a Dani García en el repliegue. Un medio centro implicado y mandón de los de la toda la vida.
Su baja alcanza mayor dimensión por la falta de un jugador de su perfil para sustituirle. No lo es Oier Zarraga, un interior de despliegue, conducción y llegada; ni Mikel Vesga, un jugador de área a área pero que no acaba de conseguir la velocidad y la agresividad que demanda la posición. Aunque los dos parecen las primeras opciones, podría ser una sorpresa Peru Nolaskoain. Más posicional, poderoso en las disputas, y con buen juego aéreo, Nolaskoain ha reaparecido a buen nivel tras año y medio sin jugar.
Por lo demás, apenas si hay dudas sobre el once que pondrá liza el técnico asturiano. Si acaso quienes ocupen los puestos de segundo delantero e interior derecho en su innegociable 1-4-4-2. A acompañar arriba a Iñaki Williams optan Raúl García y Oihan Sancet. Y a salir en la banda Alex Berenguer y Nico Williams.
Los flojos minutos finales ante el Alavés de los jóvenes aumentan las posibilidades de los veteranos, pero Sancet y Nico han marcado los últimos seis goles de su equipo. Cuatro el media punta, uno al Madrid y tres en un 'hat trick' a Osasuna; y dos el extremo, con un doblete al Atlético Mancha Real, rival copero de Segunda RFEF.
Quienes tienen prácticamente asegurado el puesto en el once bilbaíno, además de Muniain y el mayor de los Williams, son Unai Simón, bajo palos; Oscar de Marcos, Yeray Álvarez, Íñigo Martínez y Mikel Balenziaga, en la defensa; y Dani García, en el doble pivote.