El Real Madrid repitió el guión de los últimos meses de la temporada pasada para seguir con la línea victoriosa en su arranque del curso 2022-23, gracias a un triunfo sin discusión frente al Eintracht de Frankfurt (2-0) que se ha traducido en la quinta Supercopa de Europa en la historia de los merengues, cada vez más acostumbrados a seguir añadiendo conquistas a sus vitrinas.
La vida sigue igual para los pupilos de Carlo Ancelotti. Más apurados al comienzo este miércoles, echaron mano de Thibaut Courtois y -ya más cómodos y acurados con el paso de los minutos- encontraron la puntería de Benzema, antes incluso la de Alaba con un remate a placer. La noche se pintó muy pronto de blanco y lo hizo con la misma fórmula que sirvió para extender su dominio en Europa el pasado mes de mayo.
Para colmo, con más poso y automatismos para salir con el balón jugado, para jugar de espaldas y no comprometerse en la creación. La perfección estuvo muy cerca en varias fases del encuentro y eso que solo se trata del mes de agosto. Dio la sensación que el producto no es que pueda agotarse, es que cada día tiene más vigencia como demuestran los resultados.
El japonés Daichi Kamada pudo haber cambiado la historia al cuarto de hora con un disparo muy claro que detuvo Courtois. La primera que perdonaron los germanos, hundidos tras caer goleados por el Bayern el pasado sábado (0-6) y sin su gran estrella Kostic, en vías de salir del club. No fue el mejor contexto para un Eintracht que -de cualquier modo- buscó el protagonismo que no le correspondía por quién era su rival.
Vinicius comenzó a carburar y Tutta, casi bajo palos, evitó el primero de los blancos. Minutos después -al borde de la media hora- casi lo consigue con un disparo desde fuera del área. Un zapatazo que Trapp envió a córner. En esa jugada llegó el 1-0 gracias a la persistencia de Benzema. El francés se suspendió en el aire y ganó a dos oponentes con su salto.
El balón lo prolongó a Casemiro, casi en la línea de fondo, y éste a su vez la entregó a Alaba para que marcase a placer. Un gol que pudo haber sido el origen del segundo si el propio Benzema no hubiese perdonado con un tiro frontal a cinco minutos para el descanso. El marcador reflejaba el 1-0 pero el Madrid dominaba sin jugar al cien por cien.
Ese fue el gran triunfo del equipo de Ancelotti, que salió a morder en el segundo acto con varias acciones que intimidaron a su rival. Los de Oliver Glasner dieron un paso atrás y se olvidaron -o no pudieron- pisar el campo rival con tanta frecuencia. Vinicius les apretó en dos ocasiones, con Modric estelar, y Casemiro estrelló el cuero en el larguero.
Antesala de que el horno ya estaba para bollos, concretamente para el segundo de los blancos en una combinación entre los dos mejores socios del fútbol actual. Vinicius, mejor joven de la Champions pasada, y Benzema -mejor jugador- resolvieron la final con una jugada que supuso el 2-0 para echar el broche al título.
En los minutos finales, Ancelotti aprovechó para 'presentar' oficialmente a los nuevos: Tchouaméni y Rudiger, así como para dar cariño a Ceballos. Una victoria que endulza el inicio y que aventura una gran temporada para el vigente campeón de casi todo. El asalto al nuevo curso ha arrancado como dictaban lo sueños madridistas.