El 3 de junio de 1997, Brasil visitaba a Francia para disputar un partido amistoso. Curiosamente, aquel partido se reeditó un año después en la final del Mundial 98, la que ganó el país galo en su casa por 3-0 a los cariocas. Sin embargo, lo que pasó a la historia de aquel amistoso fue el estratosférico lanzamiento de falta de Roberto Carlos, el que para muchos está considerado como el mejor gol de falta de todos los tiempos.

El que fuera lateral del Real Madrid envió un misil teledirigido a la portería de Fabien Barthez desde más de 30 metros. El esférico hizo una trayectoria increíble en su recorrido y se alojó en la portería francesa a más de 138 kilómetros por hora. Aquel lanzamiento convirtió a Roberto Carlos en uno de los jugadores con el disparo más potente del fútbol mundial.

Otro jugador que golpea al balón con una fuerza impresionante es David Luiz. El central del Arsenal acostumbra a dejar algunas perlas de su potencia de disparo cada cierto tiempo y en la retina de los aficionados quedará para siempre el golazo que marcó en 2013 en la visita de su entonces equipo, el Chelsea, al Fulham. Im-pre-sio-nan-te.

Sin embargo, y a pesar de su espectacularidad, no es el disparo más potente que se ha registrado en la Premier League. Ese honor recae en David Hirst, un delantero del Sheffield Wednesday que en 1996 estrelló un balón contra el larguero en un partido ante el Arsenal a la estratosférica velocidad de 183 kilómetros por hora. Nadie más ha sido capaz de pegarle al balón con esa potencia en la liga inglesa.

Pero, aunque 183 kilómetros/hora parezca una barbaridad, lo cierto es que hay dos jugadores con el disparo más potente. Uno está sentado hoy en el banquillo del Barcelona y con su portentosa pierna derecha consiguió el gol que dio al equipo azulgrana su primera Copa de Europa. Es, por supuesto, Ronald Koeman, que en 1992 mandó un misil tierra-tierra a 188 kilómetros por hora para que fuera inalcanzable al portero de la Sampdoria Gianluca Pagliuca.

Imparable, pero tampoco ese disparo fue el más potente de la historia del fútbol. Para encontrar ese lanzamiento hay que viajar a la liga portuguesa y al año 2006. En aquel entonces, el delantero Ronny Heberson vestía la camiseta del Sporting de Lisboa y se midió al Naval 1º Maio, un equipo luso ya desaparecido. Faltaban dos minutos para el final del partido y Heberson golpeó una falta desde el borde del área con la mayor potencia que se haya visto jamás en un partido de fútbol.

Aunque en aquellos tiempos no era habitual disponer de tecnología durante las retransmisiones que pudiera conocer la velocidad a la que viajaba la pelota, algunos investigadores concluyeron que Heberson impactó al balón a 221 kilómetros por hora, ya que recorrió los 16 metros que había entre el lugar donde se situó la falta y la portería en apenas 0,28 segundos. Este es el tiro más potente de la historia del fútbol.

Heberson, Koeman o Hirst están entre los jugadores que más fuerte le pegaron a la pelota, pero no son los únicos. Arjen Robben también consiguió un gol que está considerado como uno de los disparos de larga distancia más potentes de todos los tiempos, aunque en su caso fue un amistoso contra el Borussia Dortmund. El radar cazó el balón a 190 kilómetros por hora.

Casi a la misma velocidad viajó un obús enviado por Steven Reid. El delantero del Blackburn Rovers mandó un cohete a la portería del Wigan a 180 kilómetros por hora y son muchos los que le consideran uno de los mejores goles de la Premier, aunque el hecho de que no fuera un jugador muy conocido fuera del Reino Unido le restó protagonismo.

No sucede lo mismo con otros futbolistas famosos, que están entre los jugadores con mayor potencia de todos los tiempos. Ibrahimovic, Hulk, Trezeguet o Cristiano Ronaldo han lanzado auténticos obuses sobre la portería contraria, convirtiéndose muchos de ellos en gol, pero en ninguno de los casos han llegado a esas cifras tan escalofriantes.

Pero, si lo que buscamos es el jugador con más potencia de todos los tiempos cuyo disparo fuera medido oficialmente, su nombre no es conocido. Se llama Javier Galán y es un español que hoy tiene 41 años, pero que cuando tenía 23 participó en un concurso y logró golpear al balón a 129 kilómetros por hora. Desde entonces, el Libro Guinness de los récords le nombró como el jugador con más potencia y ocupa un lugar de honor en sus páginas.