El Chelsea ha sido uno de los grandes perjudicados desde que estallara la guerra en Ucrania. La presunta vinculación de su expresidente, Roman Abramovich, con Vladímir Putin ha hecho que uno de los daños colaterales sea el club inglés y que se tenga que enfrentar a varios problemas económicos.

Apenas pueden recibir ingresos porque sus activos están congelados y va desde no vender entradas ni camisetas hasta la prohibición de realizar fichajes. La situación es complicada y ya está empezando a notarse en el terreno de juego como en la derrota ante el Real Madrid que lejos estuvo de demostrar que eran los actuales campeones de la competición.

La situación se está volviendo tan límite que son los propios jugadores los que pagan la gasolina para los desplazamientos de su bolsillo. Desde que se fuera Abramovich, Marina Granovskaia, mano derecho del ruso y directora general del Chelsea, fue la que se hizo cargo del club, pero esta no tiene capacidad ejecutiva. A la hora de llevar a cabo funciones propias de un presidente como renovar contratos o fichar no puede hacerlo.

Havertz se ofreció públicamente a hacerse cargo de los gastos. "Pagaría por ello, no es un problema. No es un gran problema. Para nosotros llegar a los partidos es lo más importante. Hay cosas más importantes ahora mismo en el mundo que si cogemos un autobús o un avión para jugar un partido fuera de casa".

Si casi todo el flujo económico está cortado cada vez es más complicado que puedan asumir las nóminas. En salarios al mes entre jugadores, staff técnico y empleados está rondando los 30 millones de euros.

Una cifra elevada que empieza a preocupar. Hasta ahora los principales ingresos provienen de los derechos televisivos y estos van a un fondo de donde se pagan las nóminas. El único aliciente que han tenido en las últimas semanas es que el gobierno británico les ha concedido vender entradas para los partidos que jueguen fuera de casa en Champions, FA Cup y los encuentros del equipo femenino. Sin embargo, para los de la Premier no pueden hacerlo.

Para la salud de la economía del club es vital que se realice cuanto antes la venta del club que hasta ahora tiene la propiedad Roman Abramovich. Entre los candidatos están el dueño de los Boston Celtics, Stephen Pagliuca, el consorcio liderado por Todd Boehly, codueño de Los Angeles Dodgers, Martin Broughton, expresidente de British Airways y del Liverpool, y la familia Ricketts, dueños de los Chicago Cubs.

Es importante que esta se lleva a cabo durante el mes de abril ya que de no producirse el Chelsea tendría problemas para pagar los salarios al siguiente mes. A esto hay que sumarle la fuga de patrocinadores que ha tenido el club durante estas semanas.