La política vuelve a ganar al fútbol. Esta vez, en la Conference League. El partido que iban a disputar el Sheriff Tiraspol de Moldavia y el Partizan de Belgrado de Serbia se disputará finalmente a puerta cerrada y sin la posibilidad de entrada para ningún aficionado. La guerra de Ucrania, presente en el torneo.
Esto se debe a unas informaciones por parte del servicio secreto moldavo en el que advierten de la posibilidad de un "golpe de estado ruso". Las primeras informaciones llegaron por parte de Maia Sandu, presidenta del país, que aseguró que la posibilidad de la llegada de militares vestidos de civiles.
"El plan de Moscú incluiría acciones con la participación de militares disfrazados de civiles que llevarán a cabo acciones violentas, atacarán algunos edificios estatales e incluso tomarán rehenes con el objetivo de forzar el cambio de poder en Chisinau. Estas personas podrían venir de Rusia, Montenegro, Bielorrusia o Serbia", aseguró la presidenta.
Unas declaraciones que concuerdan con las que realizó Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, que alertó sobre un plan secreto de Rusia para acabar con Moldavia. Un encuentro que se disputará en el estadio Zimbru de Chisinau por recomendación de las autoridades. Esto se debe a que el Sheriff pertenece a la región independiente de Transnitria, de una clara vocación pro-rusa, por lo que el encuentro no se puede disputar en el estadio original.
"La Federación Moldava de Fútbol fue informada por las autoridades de la República de Moldova sobre la imposibilidad de disputar el partido entre Sheriff Tiraspol (Moldavia) y Partizan Belgrado (Serbia) con presencia de aficionados en la grada", informó la federación sobre la disputa del encuentro de la Conference League.
Una prohibición que ha hecho que el club moldavo deba avisar de la cancelación de venta de entradas, además de la devolución de dinero a sus aficionados. Por su parte, el Partizan también ha recomendado a sus aficionados a "no viajar" a Moldavia.