Piqué era la gran duda en el once inicial de Koeman. No se quiso perder un partido de esta altura y el entrenador apostó por él en el centro de la zaga. El central estuvo imperial y no concedió ni una a los delanteros del Athletic. Con el 0-4 ya en el marcador el holandés quiso darle descanso y en el 81 le sacó del terreno de juego. Antes de irse a la grada se acercó a Ronald y se fundieron en un gran abrazo.