¿Cómo funciona un concurso de acreedores en los clubes deportivos?
El concurso de acreedores está destinado a evitar la desaparición de los clubes y sanearlos
La Federación Española de Fútbol ya tiene en cuenta a los equipos en ley concursal
Muchos equipos han superado el concurso de acreedores sin ser liquidados
La ley concursal hace referencia a la posibilidad que tiene una empresa de declarar su insolvencia para poder regularizar los pagos pendientes y lograr, en última instancia, su reflotación, evitando el cierre. Es lo que se conoce como concurso de acreedores y es una fórmula a la que se puede recurrir para no tener que entrar en liquidación y poder resolver la situación de insolvencia.
El fin último de cualquier concurso de acreedores es el de reflotar a la empresa que lo declara gracias a que permite llegar a un acuerdo, denominado convenio, entre el deudor y las personas o empresas a las que se les debe dinero. Y los clubes deportivos no son una excepción y en los últimos años varios de ellos se han declarado en concurso de acreedores para evitar su liquidación, es decir, su desaparición.
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El primer paso que la ley concursal permite a cualquier empresa es la comunicación previa o estado preconcursal. Se trata de una medida que también pueden tomar los clubes deportivos y que permite a una persona jurídica que no puede pagar a sus acreedores poder renegociar su deuda, antes de entrar en la situación concursal.
Concurso de acreedores en el fútbol
Si los clubes deportivos no pueden renegociar esa deuda en los tres meses siguientes a la comunicación previa, se les declarará en concurso de acreedores. Con esa medida se reconoce oficialmente la incapacidad para pagar a sus acreedores, ya sean futbolistas, cuerpo técnico, trabajadores o proveedores de todo tipo de servicios.
Tras la declaración del concurso de acreedores por parte de un club deportivo se producen varias situaciones. La más importante es que se suspenden todas las deudas pendientes al momento de la declaración de concurso, tanto a trabajadores como a proveedores; también se suspenden los embargos que pudieran estarse ejecutando en ese momento; y, además, se decreta que las deudas pendientes no acumulen intereses.
Después de aceptar toda la documentación, el juez nombra a un administrador concursal que se encargará de dirigir el proceso. Seguirá siempre las directrices del juez, pero quedará en su mano las decisiones que vaya tomando en cada momento para tratar de salvar al club deportivo, de la misma manera que podría hacer con cualquier otra empresa en concurso de acreedores.
Finalmente, si el administrador concursal nombrado con el juez puede llegar a un acuerdo con los acreedores del club con quitas o esperas o quitas y esperas de la deuda, ya sea con jugadores, empleados o proveedores, y el club cumple el convenio, es decir, paga las deudas concursales, y las que genera la actividad, se concluirá el concurso de acreedores y se volverá a la normalidad. Si, por el contrario, el club no es capaz de generar ingresos con los que poder hacer frente a sus deudas o no se llega a un acuerdo con los acreedores, se abrirá la fase de liquidación en la que se realizarán todos sus bienes, se pagará a los acreedores por el orden establecido en la ley, disolviéndose la persona jurídica.
El fútbol profesional y el concurso de acreedores
El problema del fútbol profesional con los concursos de acreedores a los que han recurrido los clubes en los últimos años radica en el artículo 192 del Reglamento General de la RFEF. Ese artículo dice textualmente que "a las 12:00 horas del último día hábil del mes de junio de cada año, los clubes habrán de tener cumplidas íntegramente, o debidamente garantizadas a satisfacción del acreedor, sus obligaciones económicas contraídas y vencidas con futbolistas, con técnicos o con otros clubes, reconocidas o acreditadas, según los casos, por los órganos jurisdiccionales federativos o por las Comisiones Mixtas. Igualmente deberá acreditarse el cumplimiento de las sentencias firmes dictadas por Juzgados o Tribunales del orden social de la jurisdicción, y cuyo objeto no pueda ser tratado bien por los órganos federativos, bien por las Comisiones Mixtas".
Hasta ahora, cuando los clubes no podían pagar las deudas con sus jugadores el 30 de junio, descendían automáticamente de categoría y, por tanto, se producía una bajada importante de sus ingresos, lo que hacía que, en muchos casos, no pudieran hacer frente a las deudas acumuladas y estuvieran abocados a la desaparición.
Sin embargo, el nuevo texto del artículo 192 diferencia entre deudas vencidas con futbolistas o técnicos que llevarían al descenso de las obligaciones reconocidas por resoluciones judiciales. Es decir, sin hacer referencia a la ley concursal de forma explícita, está admitiendo la posibilidad de que un equipo en concurso de acreedores no descienda de categoría, lo que en la mayoría de los casos llevaría definitivamente a su liquidación.
El concurso de acreedores en clubes deportivos, y más concretamente en el mundo del fútbol, es una herramienta para que los clubes puedan superar sus problemas económicos sin llegar a su liquidación. Son muchos los equipos que lo han utilizado en los últimos años y que han conseguido salir adelante a pesar de sus problemas, para seguir dando a alegrías a sus aficionados.