El Sevilla empató ante el Wolfsburgo (1-1). Los de Lopetegui fueron algos mejores en el primer tiempo, pero sin poder percutir la portería. Ya en el segundo los alemanes comenzaron adelantándose por un error defensivo que aprovechó Steffen. Cuando ya se pensaba en el final, pitaron un penalti a favor de los sevillistas. Rakitic no falló desde los once metros para dar el punto a los hispalenses.
Los sevillistas, que también igualaron a uno en el estreno en casa ante el Salzburgo austriaco -ahora líder del grupo tras ganar 2-1 al Lille-, llevaron el peso de un encuentro con pocas ocasiones claras de gol, sobre todo en la primera mitad, aunque en la reanudación se vieron sorprendidos por un intenso equipo alemán con un gol tras una indecisión en defensa, un contratiempo que sólo atenuó al marcar de penalti casi al final.
En la segunda cita de un grupo que arrancó muy igualado, con todos sus componentes con un punto fruto de sendos empates, el técnico del Sevilla, Julen Lopetegui, apostó ante un rival muy físico, fuerte en casa y equilibrado por un once muy reconocible, con las novedades del brasileño Fernando, el argentino Papu Gómez y Rafa Mir, éste por el marroquí En-Nesyri, sancionado y también lesionado.
El duelo empezó con ritmo e intensidad por ambos bandos, con los sevillistas muy concentrados y sin dar lugar a que les comieran el terreno los 'Lobos', todo ímpetu en la presión y los balones divididos, aunque a veces sin mucha medida ni freno -los locales Lacroix y Steffen vieron amarilla en el primer cuarto de hora-.
La posesión del balón y el mando del juego correspondieron con claridad al equipo español, que, sin precipitarse, intentó buscar las vías más adecuadas para superar el potente entramado defensivo de un conjunto germano que, sin embargo, no tuvo claridad casi nunca para salir con rapidez y peligro en ataque.
El mismo 'pecado' persiguió al Sevilla, pues, aunque controló bien el choque en defensa y fue el que más insistió en generar opciones de gol, le faltó más osadía, clarividencia y quizás talento para hacer daño de verdad, pues su gente de mayor calidad como Suso Fernández o el Papu estuvieron muy perdidos.
Mir, tan activo como desatinado, tuvo dos ocasiones que no supo definir: la primera, en el ecuador de esta mitad, al sacarle su remate el galo Roussillon tras un centro del argentino Marcos Acuña; y, sobre todo, a la media hora, cuando no atinó a enganchar una dejada de cabeza del también argentino Lucas Ocampos.
A partir de ahí, el Wolfsburgo respiró, aunque siguió sin tener llegadas claras, salvo una falta directa en el tiempo añadido que Maximilian Arnold lanzó por encima de la meta de Bono, que apenas tuvo trabajo.
En la reanudación, Lopetegui tuvo que mover el banquillo al acabar la primera parte Acuña lesionado en un tobillo. Sacó al campo al neerlandés Karim Rekik, pero, aparte de este contratiempo sobrevenido, lo peor para los intereses del cuadro español fue que el cuadro alemán le sorprendió con el 1-0.
Fue a los tres minutos con un gol del suizo Renato Steffen, al caerle a sus pies un despeje de Navas en un intento de remate del 'gigante' neerlandés Weghorst, lo que descompuso a un Sevilla que refrescó al equipo con la entrada del argentino Erik Lamela por Suso y un cambio, en principio, poco ortodoxo, pues Lopetegui quitó a Mir, su referencia arriba, y sacó al campo al centrocampista croata Rakitic.
Pero a los sevillistas les costó reaccionar, fueron incapaces de crear opciones claras ante el meta belga Casteels y, para colmo para los andaluces, el Wolfsburgo salió, ahora sí, con rápidas contras al ataque, como en una que llegó a Weghorst, pero Bono evitó con el pie el gol en el mano a mano entre ambos.
Con un delantero canterano en el campo, Iván Romero, y el estreno esta temporada de Munir, que suplieron a Jordán y a Ocampos, el Sevilla nunca perdió la fe y, tras un tiro de Rakitic que taponó en el área el centrocampista Arnold, siguió empujando hasta que a cinco minutos del final un centro lo despejó el francés Guilavogui, pero en su acción le dio con la plancha a Lamela.
La acción fue analizada por el VAR y, después de que el árbitro la viera en el monitor a pie de campo, decretó penalti y amonestó a Guilavogui, que fue expulsado al tener otra amarilla. La pena máxima la transformó en el 1-1 definitivo Rakitic, con un tiro ajustado que engañó a Casteels. El Sevilla buscó entonces el triunfo, pero de forma precipitada y sin éxito, con un remate a un poste del Papu incluido en el 90.