El Real Madrid no tuvo piedad del Shakhtar en su visita a Donetsk. Los blancos se fueron al descanso por delante con un gol en propia puerta del ucraniano Serhiy Kryvtsov. En la segunda parte llegó la exhibición de Vinicius para firmar dos golazos. Rodrygo hizo el cuarto y Benzema no falló a la fiesta.
Una exhibición de Vinicius, que recuperó la pegada a lo grande un mes después, lideró la esperada reacción del Real Madrid antes de su visita al Camp Nou, con un triunfo repleto de firmeza en Kiev, anulando virtudes del Shakhtar, para enterrar el despiste del Sheriff y darle caza en el liderato.
La semana del clásico demandaba una reacción inmediata del Real Madrid a su primer bache de resultados. El parón vino bien al equipo de Carlo Ancelotti, que recuperó identidad con el regreso del 4-3-3 e hizo bueno su reencuentro con el Olímpico de Kiev, el escenario de la decimotercera, donde se levantó con grandeza, exhibiendo poderío.
Un nuevo Shakhtar, más dominador con De Zerbi en el banquillo pero igual de eléctrico en los últimos metros, con ese toque brasileño que le aportan sus referentes, le planteó un duelo por la posesión al Real Madrid. Jugó sin complejos, con el recuerdo del éxito en sus dos enfrentamientos en el pasado curso, y presentó la oportunidad de vencer al que fuese más efectivo en las transiciones.
No parece buena fórmula ante un Real Madrid al que siempre le gustó la velocidad, con Vinicius y Rodrygo volando en sus alas, y la precisión que aporta en el pase el regreso de un centro del campo histórico. Casemiro, Kroos y Modric comparecían juntos por primera vez en la temporada. Se estrenaba Mendy, al fin, cinco meses después, salvador de la acción de mayor peligro del Shakhtar.
La amenaza de gol es siempre Benzema, que avisó nada más arrancar el encuentro con un disparo ajustado, y provocó la mejor parada de Trubin, con mano firme abajo al disparo seco desde la frontal del francés. Hasta cuatro de ocho disparos de la primera media hora llevaron su firma pero, curiosamente, el gol que rompió el partido llegó en propia puerta. Lucas Vázquez, novedad en banda derecha y un puñal continuo desde el lateral, puso un pase preciso a Karim que Kryvstov mandó a la red en su intento de evitar el gol.
Con su nombre sonando cada día con más fuerza para el Balón de Oro, con argumentos reforzados tras la conquista de la Liga de Naciones, Benzema quería su gol y no cesó hasta que lo consiguió. Antes intervino en todo. El nacimiento de cada jugada de peligro partía de sus botas.
El cabreo del técnico del Shakhtar dejó a su equipo sin dos de sus referentes al descanso y la respuesta no pudo ser peor. De un saque de banda a favor llegó el robo de Benzema, el pase mágico entre líneas de Modric y la calidad en la definición de Vinicius. Balón picado al portero, sin pensar en el tiempo que perdió el acierto.
Vinicius se sintió intocable y desequilibró en cada aparición. Si a su velocidad y regate le añade pegada, es imparable. El tercer gol le define como futbolista. Bicicleta en carrera, un recorte con el que sentó a rivales y un zurdazo con potencia a la red.
El equipo de Ancelotti estaba desatado y el pulso de brasileños caía de lado madridista con Rodrygo sumándose a la fiesta y añadiendo gol a su gran actuación. Como no, con Benzema creando y asociándose, Vini poniendo el pase atrás y Rodrygo el zurdazo arriba. Courtois salvaba el poco trabajo que tuvo y el partido no podía acabar sin la recompensa de Karim que en el añadido sumó un nuevo tanto para dar caza a Carlos Santillana.