Define la RAE la palabra capitán como “Persona que encabeza una tropa, cabeza de un equipo deportivo o persona que lidera un grupo o movimiento humano”. Tres definiciones que no encajan con la insistencia de Leo Messi de esconderse tras las derrotas del Barcelona. Lo hizo antes y lo repite ahora.
El Paris Saint Germain pasó por encima del proyecto de Ronald Koeman y lo hizo además con dolor: en el jardín blaugrana y con Mbappé, el heredero del Balón de Oro, firmando un hat-trick y dejando en evidencia la decadencia de Messi.
Al argentino no se le vio ni dentro ni fuera del césped. Transformó a los 28 minutos el gol del Barcelona desde el punto de penalti y poco más. Sin ganas, desdibujado, sobrepasado por un partido que dejó en evidencia un proyecto de reconstrucción que aún está en los cimientos.
Pero sin duda lo que más llama la atención es que Lionel nuevamente deje de un lado su faceta de capitán. Pasó la papeleta de dar la cara en otra noche horrible en Europa a sus compañeros, se volvió a esconder ante la prensa, a huir de su rol de jefe del vestuario.
Siempre bajo la sombra de mandar más de lo necesario en el vestuario, de tener privilegios al margen de la plantilla, Messi desaprovechó una nueva ocasión para acallar bocas y demostrar que quiere seguir siendo el capitán del proyecto que inicie el nuevo presidente blaugrana el próximo día 7 de marzo.
Las derrotas son dolorosas pero sin explicaciones de tu capitán aún más. Sobre todo para una leyenda como Leo Messi que pudo haber jugado su último partido de Champions en el Camp Nou con la camiseta del Barça. Quizás lo sabía y eso le llevó a esconderse entre las sombras de la noche una vez más.