Mbappé no fallaba a la cita con el gol y más contra el Barça que a pesar de llevar una ventaja los culés estaban consiguiendo meterle el miedo en el cuerpo. Un penalti de Lenglet a Icardi era una gran ocasiones para él que no iba a desaprovechar.
El delantero del PSG no fallaba desde los once metros. Lo celebraba con sus compañeros con sus característicos gestos y posteriormente se iba hacia Sergio Rico para brindarse el tanto después de los duros momentos que había pasado esta semana el guardameta español tras perder a su padre. El partido del fin de semana no estuvo en el banquillo por permiso del club por este motivo.