El Real Madrid ha tenido, a lo largo de la historia, jugadores de una calidad indiscutible. Y, otros, que si bien la tienen, han tenido comportamientos rebeldes en más de una ocasión, algo que se tiene muy en cuenta en la casa blanca.

Hace poco hemos sabido que Luka Jovic, el delantero serbio del Real Madrid que no está contando mucho para Zidane, ha sido denunciado por la policía de su país por saltarse la cuarentena por el coronavirus.

El jugador se ha saltado las restricciones impuestas por su equipo, aunque según fuentes del club, tenía permiso para viajar a Serbia. Allí se le ha pillado en la calle. La policía está investigando, ya que hay quien indica que estaba de fiesta, aunque él asegura que iba a la farmacia a por medicinas para su hijo.

No es la única situación de rebeldía que ha tenido un futbolista del Real Madrid. Estas son algunas otras muestras.

Uno de los casos más recientes es el de Gareth Bale, que ha tenido varios episodios que no han sentado nada bien en los estamentos del club. Desde abandonar los partidos en los que no juega antes de tiempo o el asunto de la bandera de Gales mientras celebraba la clasificación para la Eurocopa, donde en su orden de prioridades, el Madrid estaba último, por detrás de su selección nacional y el golf.

El extraordinario jugador brasileño, uno de los mejores delanteros de todos los tiempos, ha quemado la noche madrileña. “Mis juergas eran mejores de lo que la gente se puede imaginar”, afirmaba recientemente el actual presidente del Real Valladolid.

Otro nueve que llegó para hacer época y cuyo paso fue efímero y poco trascendente –a pesar de sus goles que ayudaron a que el Real Madrid conquistara la octava Champions. Hablamos de Nicolas Anelka, a quien el club le suspendió de empleo y sueldo durante 45 días por negarse a entrenar durante tres días consecutivos.

Robinho llegó al Real Madrid con el objetivo de ser el heredero de Ronaldo Nazario… pero solo lo consiguió con sus fiestas. Se asegura que su sótano era un club nocturno en donde no paraba de celebrar fiestas. Una de ellas, conocida por los “40 condones”, que el jugador pidió a los guardias de seguridad. Una fiesta en la que estaba Ronaldinho, quien abandonó el lugar en maletero.

Un caso habitual de los futbolistas cuando quieren marcharse es declararse en rebeldía y no entrenar hasta que no los ceden o los venden.

Muchos jugadores han llegado al Real Madrid siguiendo esa estrategia, pero otros, como el serbio Mateo Kovacic, utilizaron esa estratagema para marcharse de la disciplina blanca.

El peculiar delantero italiano llegó al Real Madrid, donde pasó sin pena ni gloria debido a su pasotismo. Jugó 29 partidos y anotó cuatro goles, pero la capital madrileña le recuerda más por su actitud lejos de los terrenos de juego, en una vida llena de lujuria, sexo y fiestas.

"En el Madrid hubiese merecido que me matasen, porque era insoportable. Tiré mi vida por la borda por mi mal comportamiento”, afirmó en una entrevista reciente.

Con un talento increíble para el fútbol, al centrocampista holandés también le encantaba la fiesta. El propio Sneijder confesó tras retirarse que la noche de Madrid le podía. Las malas lenguas le llamaban “Whisky Sneijder”.