Este sábado tendría que haberse disputado el Clásico en el Camp Nou entre el FC Barcelona y el Real Madrid. La situación en Cataluña obligó a aplazar el partido hasta el próximo 18 de diciembre. Las consecuencias no se han hecho esperar: aficionados desilusionados, entradas devueltas por valor de 3.5 millones de euros y restaurantes y bares enfadados.