El retirado futbolista, Antonio Cassano, decidió colgar las botas hace ya dos años. Su controvertida carrera, al igual que su legado futbolístico, quedará para siempre en el recuerdo de quienes le vieron jugar y los equipos que compartieron vestuario con él.
Veinte fueron los años que el delantero compitió al máximo nivel, pasando por clubes de la talla del Bari, la Roma, el Real Madrid, la Sampdoria, el Milan, o el Inter y sus vivencias, recogidas en varias autobiografías, han dejado un reguero de frases difíciles de olvidar.
Durante su etapa en el club madrileño, Cassano tenía 23 años, y según sus palabras “hubiese merecido que me matasen, porque era insoportable. Tiré mi vida por la borda por mi mal comportamiento", declaró el exjugador.
Por aquel entonces, el italiano tenía varias adicciones, las mujeres y los croissants. “Tenía un amigo camarero. Su misión era llevarme tres o cuatro croissants tras haber hecho el amor. Me los llevaba a la escalera, yo acompañaba a la chica y hacíamos el cambio: él se llevaba a la tipa, y yo me hinchaba a croissants", explicó Cassano.
Tiempo después y viendo su trayectoria con la perspectiva de los años, el delantero se arrepiente de no haber aprovechado más su estancia en la capital española. "Cada viernes cogía un vuelo a Roma. Comía como un perro y no dormía. Vivía una vida de mierda. Estaba en el mejor equipo de la historia”, confesó.