Seguro que en alguna ocasión has sufrido un breve desmayo mientras practicabas deporte y lo has achacado al sobreesfuerzo o al cansancio. Pues bien, seguramente hayas sufrido una lipotimia. En pocas palabras, una lipotimia es un déficit en la cantidad de sangre que llega a nuestro cerebro, lo que provoca un desmayo repentino y la pérdida temporal de la conciencia.
Una lipotimia puede ser el resultado de emociones fuertes, como la ansiedad, el exceso de calor, la fiebre o el estrés, por permanecer en un sitio cerrado y agobiante durante mucho tiempo o, incluso, cuando nos realizan una extracción de sangre. Pero también existen otras causas como tener un nivel bajo de glucosa en sangre, el hambre, la deshidratación, incorporarse rápidamente desde una posición acostada o el consumo de alcohol o drogas. Todas ellas aumentan el riesgo de sufrir una lipotimia.
Los golpes de calor, dolores que superan el umbral tolerable de una persona, ayunos prolongados y deficiencias nutricionales son otros de los detonantes. No obstante, una de las causas más habituales es la práctica deportiva. Un sobresfuerzo, combinado con calor, multiplica el riesgo de que suframos una lipotimia.
Pero, en cualquier caso, las causas de la lipotimia son varias.
La lipotimia se produce por la pérdida de conocimiento por una alteración del riego sanguíneo cerebral, que puede ir precedido de una serie de síntomas que nos deben de alertar de que vamos a sufrir un desmayo.
Un desmayo en sí no tiene complicación alguna; el problema reside en el entorno en que se produzca. Es decir, si la persona al desmayarse y caer está practicando deporte puede golpearse la cabeza contra el suelo u otro objeto, lo que puede incrementar el daño.
Lo primero que hay que hacer en caso de lipotimia es comprobar si la persona respira y está consciente. Ésta es la prioridad. Si está consciente, se le puede ofrecer alguna bebida azucarada o con cafeína o un caramelo. Esto ayudará a que aumente la glucosa en la sangre. Si no está consciente, es necesario llamar al servicio de emergencias. Lo normal es que se recupere la consciencia en menos de 5 minutos.
También es recomendable tumbarse y levantar las piernas. Ante los primeros síntomas, se recomienda que la víctima se tumbe con las piernas en alto o bien se siente con la cabeza hacia abajo. De este modo, el riego sanguíneo llegará de una forma más fácil al cerebro.
El siguiente paso es aflojar la ropa. Si notamos que algunas de las prendas de vestir pueden estar apretando a la víctima es conveniente que aflojemos su ropa. Así se facilita la respiración.
También podemos abanicarle, pero debemos recordar que no es conveniente que se reúna una multitud de gente a su alrededor. Esto agobiaría a la persona que ha sufrido la lipotimia, que ha de estar lo más tranquila posible.
La principal recomendación para evitar una lipotimia durante la práctica deportiva es una buena hidratación, sobre todo con bebidas que repongan glucosa y electrolitos. Eso sucede, especialmente, si se exponen a ambientes cálidos y cuando experimentan pérdidas excesivas de líquidos por diarrea, vómitos o fiebre.
Más específicamente, el deportista debe estar recuperado de procesos febriles que pueden hacerle más proclive a la deshidratación.
También se aconsejan los descansos en lugares frescos, cuya duración se debe adaptar a la intensidad de la actividad física y las condiciones climáticas.
Hay que estar atento a los posibles signos de deshidratación, como la incapacidad para producir saliva, la disminución del sudor y de la orina o la pérdida de turgencia de la piel. De ser así, se debe parar la práctica de ejercicio.
Si eres un deportista profesional o tu práctica deportiva es habitual, resulta también importante que cuides tu alimentación, haciéndola lo más equilibrada posible, dirigida a reponer las pérdidas de sales minerales que se producen durante el ejercicio, y evitando el alcohol.
En definitiva, la lipotimia es un desmayo que puede solucionarse de manera fácil, pero también es peligrosa si la sufrimos realizando deporte, por otros efectos secundarios inesperados, como los golpes en la cabeza, que pueden provocar una conmoción cerebral o un traumatismo cráneo-encefálico de mayor gravedad.