Los métodos de entrenamiento en cualquier deporte han cambiado mucho a lo largo de los años y el baloncesto no iba a ser menos. Son numerosos los ejercicios que se practican en los inicios, cuando se intenta formar a niños para que tengan una base sólida sobre la que trabajar y a la que se le va añadiendo trabajo extra que ayude en coordinación, destreza y habilidades.
Cuando el trabajo técnico individual se ha superado en la etapa de formación (aunque nunca debe terminar), se pasa a los trabajos en grupo donde, aquí también, la coordinación se vuelve fundamental. El baloncesto es un juego de 5 personas en pista y 12 compañeros en total, así que conocer bien los movimientos de los demás y establecer ejercicios donde todos estén implicados es muy importante.
Uno de los ejercicios que perviven a pesar de todas las mejoras e innovaciones que se ha producido en las técnicas de entrenamiento son las famosas trenzas de pase. Este ejercicio, básicamente, consiste en coordinar pases con carrera y asentar conceptos de circulación de balón. Suelen organizarse 3 filas ocupando 3 carriles del campo: un jugador bajo canasta y con otros dos, uno a cada lado de las líneas laterales del campo. Con balón en el carril central, se organiza una carrera de campo a campo pasándose el balón y cruzando por detrás del compañero. Según se va avanzando y corriendo a canasta contraria, el jugador que recibe el primer balón y ocupa el centro, repite movimiento hacia el lado contrario con el mismo concepto de pase de balón, la pelota siempre en el carril central y el jugador pasando por detrás al compañero.
Dependiendo de la velocidad, que se irá incrementando con el paso de las carreras, dará tiempo para hacerlo 3 ó 4 veces en cada ejercicio, acabando con entrada a canasta. Este ejercicio de trenzas, además de ser utilizado en el baloncesto base para asentar conceptos, suele usarse a menudo en los calentamientos de categorías superiores para empezar a ejercitar los músculos, a ritmo bajo previo a los estiramientos, de tal manera que los jugadores vayan cogiendo ritmo de entrenamiento.
El concepto del ejercicio, como hemos dicho, sirve para asentar automatismos. Si nos paramos a pensar, es una salida de contraataque tras tiro en el que los jugadores deben tener claro por dónde tiene que circular cada jugador y por dónde tiene que viajar el balón. Es lógico pensar que el jugador que saca un contraataque debe ser el que mejor manejo tiene de balón, pero no siempre está en el carril central. Este ejercicio sirve para medir la capacidad de reacción y colocación de todos, de tal manera que el que lanza el contraataque debe recibir el balón y correr por el centro, de tal manera que al llegar a la zona de ataque tenga las mejores opciones para darle el balón al compañero mejor colocado y con mejores opciones de anotar.
En lo que se refiere al ejercicio en sí, tiene varias partes importantes. La primera es tener claro cómo tiene que llegar hasta el final con dos conceptos: el primero, el pase corto o mano a mano. En el baloncesto de menores, se tiende a dar importancia a que se haga las cosas bien mejor que rápido, y sí que es importante porque esos automatismos suelen quedar para siempre. El pase debe ser preciso, a la altura de las manos o al pecho para que sea fácil de controlar en un simple movimiento y se plante en la calle central antes del siguiente pase con las mismas características y ofrecer un balón bueno para culminar una bandeja (que también puede ser tiro).
El segundo concepto es el del movimiento entre jugadores. El balón siempre ha de estar por delante y el jugador que lo conduce, también. El que da el pase debe ir siempre por detrás del compañero para no entorpecer de ninguna manera ni el avance, ni el bote. En acción de partido una claridad en estos aprendizajes facilitará mucho la labor de conjunto y poder culminar la acción en canasta.
Una vez que ya tenemos claro el ejercicio de trenzas, nos queda ir acelerando para conjugar aspectos físicos y técnicos, cada vez a mayor velocidad, e ir introduciendo más variantes. Por ejemplo, hacer con más precisión trenzas cortas (muchos pases y cortes antes de culminar) y trenzas largas para cruzar el campo en un máximo de dos pases. También la posibilidad de acabar en un tiro a corta distancia en lugar de finalizar con bandeja.
Esta variedad de ejercicios dentro de la misma trenza nos servirá para ayudar en la toma de decisiones en un partido. Si nos encontramos con un balance defensivo de hombres pequeños, seguramente la opción más razonable será intentar una bandeja. Si, por el contrario, nos encontramos con un hombre alto que defiende un contraataque, la opción del tiro corto puede aportar soluciones en caso de fallar, ya que facilitará la posibilidad de un rebote.
Como en cualquier ejercicio de baloncesto, la repetición, mecanización y mejora técnica en los movimientos ayudará, en gran medida, a la toma de decisiones en los partidos. Y esto parece que siempre será así, porque si vemos muchos contraataques en partidos ACB, Euroliga o NBA, nos daremos cuenta de que la mecánica tiene una base trabajada durante años, aun siendo profesionales. Las trenzas de pase en baloncesto, más allá de un ejercicio de entrenamiento, es una gran opción de juego en diferentes fases de un partido.