Rubén Eiriz Mata, colegiado gallego de Segunda División, empezó a arbitrar cuando tenía nueve años. Lo hizo en un torneo que se disputó en su colegio, el Liceo La Paz de A Coruña. Por aquel entonces, sus compañeros de clase lo veían como un ‘bicho raro’ pero casi 30 años después, este coruñés ha conseguido que el arbitraje sea visto como un deporte más, al menos, en su colegio.
Se le ocurrió la idea hace un par de años, se la comentó a Bernardino González, director del comité técnico de árbitros de la Federación gallega de fútbol, y entre ambos elaboraron un proyecto que presentaron al Liceo La Paz. “Comentamos la posibilidad de acercar el arbitraje a las escuelas porque creemos que hay muchos problemas de base. No conocen la figura del árbitro, no entienden que es un deportistas más”, explica Rubén.
Y es que como el propio colegiado explica, el objetivo de esta actividad extraescolar no es formar árbitros como tal, sino que los más pequeños entiendan su figura: “Más que captar árbitros, que también, queremos que socialicen, que se pongan en nuestra piel y que vean los valores que un árbitro representa”. Por lo que nos cuenta el árbitro gallego, el objetivo lo han conseguido: “Ahora en los recreos siempre hay niños arbitrando. En vez de jugar , muchos quieren arbitrar y entre los niños ya no ven al que quiere ser árbitros como un ‘bicho raro’, no hay vaciles, lo aceptan como un deportista más”.
La actividad fue presentada en septiembre de 2016 y su gran acogida sorprendió al propio precursor: “No había ningún precedente, era una actividad muy novedosa y rara y no sabíamos cómo iba a funcionar. Yo me esperaba tener unos 10 alumnos, pero se apuntaron 65 y este año hemos tenido que cortar las plazas porque no tenemos capacidad para tantos alumnos”.
Dos días a la semana durante una hora, esos 65 alumnos de 5º de Primaria a 4º de la ESO aprenden las reglas del juego, vocabulario en inglés, técnica y tácticas de juego, conceptos de anatomía y fisioterapia, reciben la visita de deportistas de élite, etc. “El objetivo es que aprendan divirtiéndose. Intentamos que vean la figura del árbitro en otros deportes, no solo en el fútbol. No nos queremos limitar, queremos socializar y que ven que el arbitraje es una forma de vida”, explica Rubén, encargado de dar esta actividad.
Además de la extraescolar, han incluido el arbitraje como asignatura del ciclo superior de TAFAD (Técnico de Animación de Actividades Físicas y Deportivas) que se imparte en el mismo centro: “Aprovechamos para ampliar el proyecto y hemos metido, por primera vez, el arbitraje como una asignatura en este módulo. Tiene una carga lectiva de 25 horas y el examen es el mismo que se hace en el colegio de árbitros. Si aprovechan el curso y sacan un ocho o más salen con la titulación oficial de árbitro”.
Sumando los alumnos de la extraescolar y los del ciclo superior, ya son más de 200 los que han pasado por las clases de arbitraje de Rubén Eiriz. Sin embargo, su influencia va mucho más allá: “Si ese número lo elevas exponencialmente a padres, familiares, hermanos y compañeros de clase, al final tenemos el colegio lleno de árbitros”. Y aunque el propio Rubén reconoce que “eso no quiere decir que el dia de mañana vayan a un campo y protesten al árbitro, pero sí van a saber que detrás hay un trabajo muy grande y que es un deportista como otro cualquiera”.