Miguel Martín lo ha vuelto a hacer, esta vez se ha hecho pasar por un repartidor de árboles de Navidad. El colaborador ha timbrado a una vecina y le ha hecho creer que el encargo era para ella y, encima, que era una irresponsable por no querer aceptar el árbol. Al final, todo ha acabado en risas y sonriendo al más puro estilo Papá Noel.