La vida aun le reserva a Curro cornadas, reales y metafóricas, siendo la peor el fallecimiento de su hija, un golpe del que el maestro nunca se recuperó por completo.
En su madurez profesional y personal, Curro vive un renacimiento a manos de su musa: Carmen Tello. Este amor devuelve al maestro a la primera plana del papel cuché, generando en él contradicciones y conflictos que culminan en la famosa “espantá” el día de su boda. Pero nadie comprende al diestro y las peculiaridades de su genio como Carmen; su seguidora, su amiga, su mitad.
Curro se retira de los ruedos en octubre del año 2000. Lo hizo sin avisar, con la austeridad que siempre ha caracterizado, atendiendo solo a los designios de su intuición, de su torería.
Desde la serenidad que proporciona el deber cumplido, es hora de hacer balance: errores y aciertos, alegrías y tristezas, arrepentimientos e incógnitas…Porque una vida da para mucho y más aún cuando siempre se ha caminado por el filo de la navaja.
La leyenda se aleja de los ruedos, pero deja tras de sí un legado inmortal. La sublimación y el máximo exponente del arte pasa el testigo a las nuevas generaciones, el Currísmo ya es eterno.