Curro Romero: La estrella
Un hombre humilde que se codeaba con políticos, empresarios y artistas,
Curro se erige como baluarte de un estilo y una estética. Es el torero del arte, una asociación que lo acompañaría para siempre. Y del arte y los artistas bebió siempre el maestro, disipando los límites interdisciplinares para fundir en su muleta la poesía, la pintura y la música.
Sus triunfos le permiten conocer a las grandes estrellas, nacionales y extranjeras, de aquel Madrid dorado: Ava Gardner, Orson Welles, Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Rafael Alberti, Barceló, Vargas Llosa, Juanito, José María García…etc.
Su pasión por el flamenco y su amistad con las grandes figuras que pueblan los tablaos madrileños, como Camarón, Paco de Lucía, Rancapino o Lola Flores, lo convierten en “el más gitano de entre los payos” uniendo para siempre su toreo al arte flamenco y la raza gitana, que lo adoptaría con orgullo.
Su matrimonio con Concha Márquez Piquer le hace estar en el centro de todas las crónicas de sociedad de la época, y el sencillo joven tiene que aprender a convivir con la fama, una constante a lo largo de su vida y que el maestro nunca terminó de aceptar.