Xavier y Carmen llevan juntos 66 años. Lo suyo fue un flechazo y, más de medio siglo después, el amor se mantiene. Ya no viven juntos porque ella tiene Alzheimer y está en una residencia. Pero Xavier, de 90 años, va a visitarla cada día con su mejor sonrisa y con los recuerdos más bonitos de su vida en el bolsillo, en forma de fotos.
“Vengo todos los días desde que está aquí, hace casi cuatro años”, cuenta Xavier. Por culpa de la pandemia, las visitas debe hacerlas a través de una ventana, pero eso no le ha quitado el sentido del humor ni las ganas de ver a su mujer. Carmen ha perdido la facultad de hablar y también muchos de sus recuerdos, pero Xavier tiene claro que, cuando le ve, ella se pone feliz: “Me quiere mucho, cuando me ve se le pone cara de alegría”.
La enfermedad ha afectado mucho a Carmen, que ha ido perdiendo facultades poco a poco. Como nos ha contado Xavier, no puede hablar, lo que le impide quejarse o pedir ayuda en caso de que se caiga al suelo. “En casa se caía algunas veces y yo oía el golpe, pero quejarse no. Parecía que le hubieran cortado la lengua”, dijo de cuando vivían juntos.
Pero que ahora ella viva en una residencia no ha roto su amor, ni mucho menos. Xavier la visita a diario y hace dos días, después de más de un año, pudo volver a cogerla de la mano.
Xavier dice que no sabe si su mujer le escucha o le entiende, porque tienen la ventana separándoles. Pero a él no le importa y ha optado por gesticular mucho, incluso cuando rezan el Padrenuestro. "Hago gestos con la mano y parece que se ríe", nos dice.
También hay una pregunta que Xavier le hace a menudo a su señora: "¿Me quieres, Carmen? Yo te quiero mucho, lo sabes". Y añade: "Ella se olvidará de mí, pero mientras yo tenga un atisbo de conocimiento no la olvidaré. No la cambiaría por nadie".