Según cuenta RT, estos tres animales han ido integrándose en la universidad en un proceso que empezó tres años atrás. El primero fue Negro, perro que fue abandonado en las instalaciones hace tres años. Año y medio después se le unió Yuli y Terry llegó hace menos de un año. En un principio eran los trabajadores de la administración y los docentes los que se encargaban de su cuidado y, más adelante, el alumnado se unió a ellos.
Al ver que no era solo un perro, sino tres, el director de ITSPA tomó la decisión de que los animales pasaran a formar parte del lugar con la condición de que fueran vacunados y esterilizados, tarea de la que se encargó Kimberly, alumna del Instituto y miembro de una sociedad protectora de animales.
ITSPA sigue recibiendo perros abandonados y, al no poder acoger a todos entre sus instalaciones, se dedica a buscarles un hogar entre los alumnos y el personal.