Las llaves
Las usamos a diario. Las llaves viajan en el bolso o en el bolsillo y de ahí a la mesa de casa pasando por la cerradura. No es raro entonces que este objeto sea un foco de gérmenes que además se trasladan de un sitio a otro. De hecho, los expertos dicen que son uno de las cosas más sucias que tocamos cada día ya que contienen cinco veces más bacterias que un baño, aseguran. El consejo: lavarlas con servilletas húmedas, por ejemplo.
El teléfono móvil
El teléfono móvil nos acompaña a todas partes y cuando suena lo cogemos, aunque estemos comiendo o haciendo cualquier otra cosa. Lo dejamos sobre cualquier superficie, sobre la mesas de los bares, en la oficina y muchas veces cae al suelo del baño o en la calle. Los investigadores han encontrado en los móviles más bacterias que en la tapa del inodoro. Lavarlo con una paño húmedo o con una servilleta con detergente para manos podría ser útil para mantenerlo limpio.
El bolso
Lo dejamos en cualquier sitio. En el suelo, en el asiento del autobús, en el coche, sobre un banco del parque o en la mesa de la cocina. Es un objeto, por tanto, en el que anidan muchas bacterias. Si son textiles conviene lavarlos frecuentemente en lavadoras, para los de piel la solución más conveniente es mandarlos a la tintotería o usar un líquido especial.
Almohada
¿Despiertas con la nariz tapada y dolor de cabeza? Anota: puede ser culpa de la almohada. Un estudio británico asegura que las viejas almohadas pueden estar llenas de bacterias si esta no se lava en profundidad. Eso sin además pueden existir otros 'inquilinos' que pueden anidar en las almohadas, como ácaros, células de piel muerta, moho y hongos. Recuerda lavarlas con frecuencia.
Los lazos de los zapatos
Los atas y los desatas con las manos y no te das ni cuenta de la cantidad de bacterias que acumulan. En un estudio realizado en la Universidad de Arizona se llegaron a encontrar hasta nueve diferentes tipos de bacterias en los lazos de los zapatos. Estas bacterias pueden ser resonsables de infeccones estomacales, problemas en los ojos e, incluso, los pulmones. Sobreviven sobre nuestros zapatos durante mucho tiempo porque se alimentan de toda la "comida" útil que recogemos mientras caminamos. El consejo, lavarlos con cierta periodicidad.
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