En la propia cuenta de Twitter del equipo científico de la NASA, explican que redujeron su sismómetro hasta "el nivel más bajo, para una mejor conexión con el planeta rojo. Ante este tipo de procesos se requiere tener una especial precisión ya que "las señales débiles son más fáciles de escuchar si mantiene el oído cerca del suelo".
Para contribuir a esa exactitud, el sismómetro ha adaptado sus sensores internos tras ser depositado en el suelo por el brazo robótico del aterrizador el pasado 19 de diciembre, a la distancia máxima posible de 1,636 metros de distancia.
Los 'marsquakes' (martemotos) o movimientos específicos en el suelo, son percibidos gracias al empleo de sismómetros. Cada 'martemoto' actúa como una especie de flash que ilumina la estructura del interior del planeta. Gracias a esa radiografía del interior del planeta dividida en capas, los científicos pueden deducir la profundidad y la composición de estas capas.
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