Targalski argumentaba ante la cámara cuando su gato Lisio se subió a su hombro y se paseó por sus hombros ante la indiferencia de su dueño, que siguió hablando como si nada ocurriera. Como no le hacían caso, Lisio decidió entonces frotarse con la oreja de su dueño y lamérsela. Ni aun así dejó el politólogo polaco de hablar y Lisio pensó entonces que no le quedaba más remedio que recurrir a su truco más radical: taparle los ojos con la cola. Pero el analista ni se inmutó. Simplemente se quitó la cola de los ojos y siguió como si nada ocurriera.
Lo que sí ha ocurrido es que el vídeo se ha convertido en viral y el twitter del periodista holandés Rudy Bouma es uno de los más visitados gracias a Lisio.