Un padre con ELA se levanta de su silla de ruedas en la graduación militar de su hijo
Frankie Sanchez es un veterano del ejército de Estados Unidos. Sirvió en infantería durante más de 22 años. Pero tras sobrevivir a más de siete despliegues en el extranjero, el destino le guardaba un a amarga sorpresa: fue diagnosticado con ELA, una enfermedad degenerativa y sin cura.
Le dieron pocas esperanzas, pero Frankie no estaba dispuesto a marcharse sin luchar. La primera meta fue estar presente en la graduación de sus hijos. Para sorpresa de los médicos, alcanzó la fecha sin problemas. Fue entonces cuando su hijo mayor decidió seguir los pasos de su padre y alistarse en las Fuerzas Aéreas. Frankie tenía entonces una nueva meta. Quería ver a su hijo graduarse en el ejército y darle 'el relevo'. En Estados Unidos es tradición que sea alguien de la familia del recién graduado el que rompa su posición de firmes por primera vez como militar. Frankie estaba dispuesto a lo que fuese por ser él el que le diese ese primer golpecito en el hombro.
Había conseguido llegar, pero la mala fortuna le tenía preparado un último escollo. En su largo viaje de 8 horas hasta la graduación, el respirador artificial del que depende ahora su vida se estropeó. Frankie pasó la noche ingresado en Urgencias y si no encontraban otra máquina a primera hora, no lograría llegar. En el último momento apareció la máquina y consiguió llegar a la ceremonia de 'relevo' sólo diez minutos antes de que se produjese. Solo, sin ayuda, Frankie Sanchez consiguió dar los últimos pasos que le separaban de su hijo y darle la bienvenida al ejército.