"Mantener relaciones sexuales disminuye el estrés, relaja e induce al sueño más placentero.Numerosos estudios confirman que dormir poco y mal se acompaña habitualmente de pérdida del deseo sexual y de una menor capacidad para excitación sexual", explica este experto.
El sueño y la sexualidad tienen una estrecha relación, más allá de formar parte del grupo de necesidades fisiológicas básicas del ser humano. La buena calidad del sueño y la vida sexual son clave para una salud y vida óptima. Una de las principales razones está en las alteraciones hormonales, que provocan los trastornos del sueño.
El coordinador del estudio detalla que, mientras ellas liberan unas sustancias que les propicia el acercamiento al vínculo, a la proximidad con su pareja e incluso mantener nuevamente relaciones sexuales, los hombres suelen experimentar somnolencia tras el orgasmo, "pudiendo llegar a quedarse dormidos".
"A diferencia de la mujer, el hombre después de un orgasmo entra en una fase refractaria, caracterizada por la saciedad sexual. Esta somnolencia, e incluso sueño, es consecuencia de procesos que se producen a nivel cerebral y de la descarga de dos hormonas facilitadoras del sueño: la oxitocina y la serotonina. Por su parte, la liberación de otra hormona, la prolactina, durante el orgasmo conduce a la sensación de saciedad que facilita también el sueño", añade.