Melody Yazdani se dio cuenta de este hecho con el desarrollo de su hijo Kian. En su primer año de preescolar el niño empezó a presentar mal comportamiento: estaba exageradamente enojado todo el tiempo y se alteraba con cosas muy pequeñas o simples. Parecía que con el trabajo de los padres y el equipo docente él mejoraba, pero al iniciar segundo grado de preescolar, las cosas continuaron empeorando.
A diferencia de sus compañeros, que parecían ir aprendiendo a controlar sus rabietas y emociones, las de Kian eran más intensas y eran cosa de todos los días. Las actitudes en la escuela fueron empeorando y en casa había rabietas desde las cinco de la mañana, en las que se incluían gritos, golpes y lanzamiento de objetos por parte de Kian. Melody estaba desconcertada, intentando comprender qué había sucedido para que su hijo actuara así a pesar de todos sus esfuerzos por ayudarle, tal y como recoge Top Buzz.
Fue entonces cuando acudió al médico. Primero y por recomendación de su pediatra, fue con un psicólogo, quien recomendó que le hicieran pruebas por Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). A la par de todo esto, Kian presentaba una tos que simplemente no se iba, por lo que además lo llevaron con un neumólogo y un alergólogo.
Cada especialista recomendaba diferentes soluciones y medicamentos: más pruebas psicológicas, inhaladores, antibióticos diferentes.... En una visita al dentista para una limpieza de rutina, las cosas tampoco eran favorecedoras, pues descubrieron que Kian también rechinaba los dientes por la noche, pero eso fue algo que ayudó a Melody.
Mientras investigabalos síntomas que su hijo padecía, se encontró con un artículo en el que mostraban la conexión entre el TDAH, los trastornos de sueño y la respiración bucal, que es cuando se respira únicamente por la boca. Todos los síntomas y señales encajaban con lo que presentaba Kian, lo que hizo que investigara aún más.
Finalmente encontró la solución tras visitar a un especialista en oído, nariz y garganta (otorrinolaringólogo), donde Kian fue diagnosticado con apnea del sueño y sinusitis. Tras una serie de pruebas, descubrieron que sus senos paranasales estaban bloqueados en un 90% y que Kian tenía dolores de cabeza todos los días, algo que para él era tan normal que nunca dijo nada. Después de una cirugía, Kian pudo volver a respirar por su nariz y, según cuenta Melody, hubo una transformación total en su comportamiento.
Los resultados en sus estudios de sueño también cambiaron drásticamente, mostrando respuestas positivas y, aunque aún sigue en tratamiento por su apnea del sueño, las cosas han sido a mejor.
Respirar por la boca no es normal. Al notar resistencia para respirar por la nariz, el cerebro ordena abrir la boca para que entre mayor flujo de aire. No hay que confundir con los niños que respiran por la nariz, pero duermen con la boca abierta. Las causas habituales de la respiración bucal son:
De acuerdo con la información que recolectó Melody, la falta de descanso en los niños y el TDAH presentan los mismos síntomas. Existe incluso un estudio en el que al resolver los trastornos del sueño ocasionados por la respiración en niños que habían sido diagnosticados con TDAH, la mayoría de ellos dejó de presentar síntomas los siguientes seis meses y ya no fue necesario continuar medicándolos, como si el TDAH se hubiera curado, pero, en realidad, estos niños habían sido erróneamente diagnosticados con TDAH, cuando solo tenían un trastorno del sueño.
Después de todo lo vivido la madre ha decidido compartir su historia en Facebook para advertir a otros padres que estén pasando por el mismo problema.
La otorrinolaringóloga Diana Paz comenta que la respiración por la boca no es algo normal, pues los niños sanos deben respirar únicamente por la nariz.
Ella explica que la respiración bucal es algo patológico y puede ser una señal que indique que el niño puede tener algún problema como los que se mencionaban entre las causas de la respiración bucal.
Sin embargo, también aclara que no hay que alarmarse, pues en la mayoría de los casos suelen ser problemas menores y que pueden solucionarse siguiendo un tratamiento, a diferencia del caso de Kian, que padecía apnea del sueño y necesitó cirugía.
Su recomendación es que ante cualquier inquietud o síntoma respecto a la respiración de los niños es sumamente importante que se les lleve a revisión con un especialista, que puede ser un neumólogo pediatra o un otorrinolaringólogo, para que den un diagnóstico correcto y un tratamiento adecuado.
De acuerdo con información de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), los trastornos del sueño en la niñez son un problema de salud pública de acuerdo a su prevalencia, pues se estima que hasta un 30% de los niños tiene alteraciones crónicas del sueño.
Además, comentan que la deprivación o mala calidad del sueño en los niños repercute en su rendimiento escolar y su estado de humor, además que la alteración crónica puede tener repercusiones físicas, por lo cual es importante detectarlo a tiempo y realizar el tratamiento adecuado.
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