Gloria Martínez, de 71 años, asegura ser víctima de sumisión química por parte de unos vecinos: “Pierdo la consciencia y durante dos horas y media estoy en sus manos. Cuando me doy cuenta de todo y empiezo a componer las piezas del puzle, me doy cuenta de la realidad. Ahí empieza un calvario de hacerme pruebas y descubro que me han dado barbitúricos y cocaína”.
Esta afirmación viene determinada por un análisis toxicológico al que la supuesta víctima de sumisión química se ha sometido voluntariamente para aportarlo como prueba en la denuncia que ha puesto a los que fueron sus vecinos. “Yo estaba ida totalmente, en sus manos, drogada, como un zombi”, explicaba Gloria, que añadía:
“Temo que le hayan hecho firmar algún papel, que me hayan grabado y estar yo en páginas de estas o en un grupo de viejos verdes o yo que sé, o que me pusieran el dedo en el teléfono, que yo en mi teléfono lo llevo todo”. Además, ha explicado que “si abuso se llama a lo que antes se llamaba abuso, que es penetración, no; pero sí he tenido una agresión sexual”.
La supuesta víctima asegura que está dando la cara y exponiendo su caso “porque hay cantidad de mujeres que han contactado conmigo que les ha pasado, pero que no denuncian por miedo o vergüenza y porque saben que la justicia no las va a proteger. Además, no quiero que esto les pueda pasar a mi hija o a mi nieta”.
Gloria ha contado que intentó dar un voto de confianza a sus vecinos y contactó con una vecina, pero lo único que consiguió fue confirmar sus sospechas: “Con la respuesta de ella, por sus formas, que esto está aportado en mi demanda, yo lo tuve claro. Ella me decía que me había dado unas hierbas, una manzanilla… en fin, que la cogí en las mentiras, y ya decidí vender el piso, poner la denuncia y quitarme de en medio”.