Según la doctora Isabel Romero, Coordinadora de Pediatría de HM Hospitales, “es una enfermedad frecuentísima y benigna" que, incluso en ocasiones, no presenta ni fiebre. “Se da en niños pequeños menores de 5 años, aunque la mayor incidencia es en menores de 3”.
Se trata de “un enterovirus, del que hay diferentes tipos de virus, diferentes tipos de familias y subfamilias”, apunta la doctora Romero. Eso significa que “se pueden tener varios episodios de boca-mano-pie producidos por diferentes virus de esta familia. La enfermedad se puede tener otra vez”.
¿Cómo se contagia?
Se contagia por “todo tipo de secreciones, tanto por las respiratorias como por las heces”, apunta la pediatra que señala como “medida más efectiva para evitar el contagio” el lavado de manos “tras la manipulación de los fluidos, tras el cambio de pañales, de lavarle, de darle de comer o, de limpiarle los moquetes”, apunta.
Es un virus más común en “épocas de más calor como primavera y verano” pero, en la actualidad, también se ven durante todo el año.
El período de incubación es de 3 a 6 días. “El niño no tiene ningún síntoma aparente, pero el virus ya está en el organismo y ya es contagioso”, explica la pediatra. Y, además, “pueden estar eliminándolo después durante semanas después de haberse curado ya”. Por eso, subraya, “es completamente imposible, salvo que se cierre la guardería durante meses, erradicar un brote porque antes de que ninguno presente síntomas, ya está contagiando”. De ahí que no tenga “mucho sentido aislar y que el niño no vaya a la guardería, siempre que el niño no esté razonablemente bien”.
¿Cómo se detecta?
“Se caracteriza por los granitos y ampollas en la boca, las palmas de las manos y la planta de los pies. Si sale alguna vesiculita en el brazo o el tronco, eso no excluye que sea un boca-mano-pie”. La doctora Romero indica que “no necesitamos hacer ninguna analítica para estar seguros de que es esa enfermedad” ya que muchas “infecciones víricas las diagnosticamos por su forma de presentación” dado lo característicos que son.
“Los padres a veces se enfadan con nosotros porque decimos 'es una infección vírica'” sin ninguna otra explicación y sin un tratamiento específico salvo analgésico. Hay que pasarlo. La pediatra apunta que “hay muchísimos virus, muchos que son conocidos, como el sarampión, la varicela, el boca-mano-pie… y otros muchos que solo producen un poquito de fiebre, un poquito de diarrea, que son menos típicos”.
E insiste: “Infecciones víricas hay un montón. No se necesita ningún tipo de tratamiento, suelen ser banales y se curan solas”.
Según la pediatra, “el síntoma de falta de apetito o hiporexia es muy típico de muchas enfermedades virales aunque no tengan ninguna lesión en la mucosa bucal”. En caso de que sí tengan alguna heridita en la boca, se recomienda alimentar al niño o niña “si les duele mucho, dándoles un analgésico y aprovechar el efecto del analgésico para darles la comida”. Además, debe procurarse que no sean alimentos ni calientes ni ácidos.
¿Puede contagiarse a adultos?
La doctora Isabel Romero explica que “el que lo pasa, está protegido frente a esta enfermedad” porque el cuerpo ya ha producido anticuerpos para ese tipo de virus.
Es un virus “raro en niños a partir de los 5 años o en adultos, pero imposible no, aquí imposible nada”.
“Si da la casualidad de que no se ha estado en contacto previamente con esos virus, sí puede resultar contagiado porque no va a tener esas defensas de las que hablábamos. Pero como es una infección que tiene tanta tasa de contagiosidad –el que lo tiene, generalmente, va a contagiar a uno de cada dos que estén alrededor-, es raro que lleguemos a ser adultos y que no hayamos estado en contacto con esta enfermedad”.
Puede que, incluso, no hayamos tenido lesiones o que no lo recordemos. “Son cuadros muchas veces que llamamos subclínicos: lo he tenido, he generado mis defensas, pero no he tenido fiebre ni he tenido lesiones”.
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