Un vertedero de plástico en el Ártico
El número de personas que vive en el Ártico, cuatro millones, hace pensar que en sus mares la cantidad de plástico debe ser ínfima. Por eso, la expedición de ocho países que fue a analizar el agua allí esperaba un océano limpio. Pero cuando lanzaron sus aparejos y analizaron el resultado, encontraron una gran concentración de plásticos. ¿El motivo de tal cantidad de plástico en la zona? Las corrientes marinas llevan allí los envases de Europa y Estados Unidos. Es una nueva gran isla de plástico que se une a las cinco que ya conocíamos.
Los objetos grandes, que la artista Mandy Baker captó con su cámara, son un gran problema. Cada año entran en el mar ocho toneladas de plástico. Muchas acaban en los animales. Una ballena que murió hace poco en Noruega había comido 30 bolsas de plástico. Las aves también lo ingieren. Pero el problema más importante es mucho más discreto. El ejemplo claro es un activista que acaba de limpiar la playa, ya que se agacha y ve que una ola ha vuelto a traer microplásticos. Muchos de los envases que tiramos y acaban en el mar se descomponen con el paso del tiempo en pequeñas piezas. Los peces se los comen y después nos los comemos nosotros. ¿Qué podemos hacer para solucionarlo? Hay varias iniciativas en marcha: un holandes de 19 años ha lanzado una, Ocean Cleanup. Quiere construir barreras de 100 kilómetros que frenen los plásticos. Ya ha recaudado dos millones de euros para hacerlo. Pero la solución definitiva es reducir radicalmente el uso de plásticos.