Hace un año éramos felices y no lo sabíamos. En febrero del año pasado en este programa, 'Cuatro al día', algunos expertos nos dijeron lo rápido que se extendería un virus como el Wuhan en China. Pero es que además, el jefe de riesgos laborales de la Policía ya en enero advirtió a la Administración de lo que se venía encima, pero le cesaron por alarmista. La versión dominante desde el Ministerio de Sanidad es que aquí llegarían casos aislados. Hasta que vino el estado de alarma y confinamiento.
Con una industria médica raquítica y deslocalizada además de una falta de previsión por parte de la Administración, los sanitarios empezaron a atender a pacientes con bolsas de basura hechas batas y mascarillas que en vez 8 horas tenían que alargar su uso varias semanas.
Ni mascarillas éramos capaces de fabricar y la compra de material se centralizó en un Ministerio de Sanidad que llevaba 20 años sin hacerlo. No había respiradores para todos los hospitales saturados con enfermos abarrotando pasillos. Así que la consigna era no llevar más pacientes a los hospitales a no ser que estuviesen muy graves y con problemas respiratorios.
Dos de cada tres muertos han sido mayores de 80 años. Las residencias se convirtieron en una encerrona en la que murieron 30 000 ancianos. Además, las propias residencias se vieron envueltas en una suicida burocracia en las que no podían derivar ancianos a los hospitales.
Además de los aplausos omnipresentes en todos los medios. En 'Cuatro al día' quisimos enseñarles lo que de verdad era un pandemia que no es otra cosa sino dolor de los que mueren. Meses después epidemiólogos y urgenciólogos declararon que una información atenuada había jugado en contra de la lucha contra el virus porque la gente no había percibido el miedo y por tanto no había sido consecuente en la protección contra él.
Sin embargo, a algunos políticos, como al consejero de interior de la Comunidad de Madrid, Enrique López, entre otros muchos, lo que les molestaba era que se viesen ataúdes como los que entraban en el Palacio de Hielo, asegurando que “es un robo, no responden a la realidad”. En todo caso no responden a la realidad porque hasta llegar a los más de 800 muertos que en algún día tuvimos en marzo ver una decena subiendo la rampa del palacio de hielo, era quedarse corto. Esta fue otra lucha de los medios de comunicación. Pese a tener una bajada a la mitad de los ingresos publicitarios la necesidad informativa se había doblegado. Sin embargo, las administraciones no lo pusieron fácil para administraciones para informar, tanto por falta de transparencia a la hora de facilitar datos (recuérdese los comités de expertos misteriosos) como para acceder a determinado lugares.
“Mi primera recomendación sería planificar una comisión independiente para saber lo que se hizo bien y lo que se hizo mal, para que estemos preparados” Es lo que pidieron expertos citados en la comisión parlamentaria de junio como José María Martín Moreno e Ildefonso Hernández, catedráticos de Salud Pública y directores generales con gobiernos del PSOE y PP. Los políticos en bronca continúa, ni en pandemia parecen que paran. No han hecho ningún caso.
Echamos de menos a 71 000 personas que oficialmente murieron por Covid-19 pero es que ni a los muertos hemos sabido contar. Ya que tanto el Instituto Nacional de Estadística y el Instituto Carlos III consideran que hubo 20 000 más. Es decir, 90 000 muertos. Lo grave del asunto, si cabe, es que debido a la deforestación y cambio climático vendrán más pandemias y tras pasar una, sin saber en que fallamos ¿Cómo cree que pasaremos una segunda?