El número de casos de coronavirus sigue incrementándose entre los jóvenes y, muchos de ellos, no son asintomáticos. Un ejemplo es el de un celador de Madrid de 28 años. Hasta hace una semana trabajaba como celador en un hospital de Madrid. Fue de los primeros pacientes a los que se les diagnosticó coronavirus a mediados de marzo. Con todo, en los peores momentos, la ambulancia no acudió a atenderle. Así que estuvo un mes y medio convaleciente en casa. Él nunca había tenido patologías respiratorias previas y a día de hoy aún no está recuperado del todo.
María, de 27 años, se contagió en el mes de abril durante su jornada laboral de enfermera, en el Hospital del Henares. Estuvo dos semanas en cama con cansancio y dolor en las piernas. Ese dolor en las piernas aún persiste. Los médicos creen que podría padecer insuficiencia venosa como consecuencia de la enfermedad.
En su caso, esas consecuencias físicas se unen a lo que ha vivido en estos meses como enfermera y teme que se repitan episodios similares. Temor que aumenta con los datos que indican que los contagios se están multiplicando.