¿Qué es el edadismo? La discriminación por edad que la pandemia ha naturalizado
El edadismo es una de las formas de discriminación más frecuentes en la sociedad.
La OMS ha llamado la atención sobre cómo se ha intensificado a raíz de la pandemia, afectando sobre todo a personas mayores.
Te contamos en qué consiste el edadismo y cómo le ha afectado la crisis del coronavirus.
La palabra edadismo empieza a sonar cada vez con más fuerza y ser más reconocible en nuestra sociedad. Se trata de un tipo de discriminación que se produce en todo el mundo y que consiste en prejuzgar a las personas según estereotipos basados en la edad que tienen, y que da lugar a situaciones injustas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera, tras un estudio realizado, que el edadismo es la tercera causa de discriminación mundial, por detrás del racismo y el sexismo. Y, al parecer, estamos lejos de erradicar este prejuicio, ya que la pandemia no ha hecho más que aumentarlo y naturalizarlo.
Afecta a cualquier edad
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El edadismo puede sufrirse en cualquier momento de la vida. Hay jóvenes a los que su edad les supone una barrera para acceder al contrato de alquiler de un piso, y personas mayores de 50 años que ven imposible conseguir un nuevo puesto de trabajo. Y cuando se van cumpliendo años, el edadismo solo hace que aumentar.
La discriminación por edad es tan amplia y afecta a tantas situaciones, que es difícil escapar de ella, tanto para sufrirla como para ejercerla. De hecho, se estima que dos tercios de la población mundial la padecen y que un tercio la ejerce.
El edadismo perjudica nuestra salud
Sufrir discriminación por nuestra edad supone un riesgo para nuestra salud y puede ser la causa de enfermedades mentales como la depresión y de comportamientos como el aislamiento social. También se asocia a un acelero del deterioro cognitivo y a una menor esperanza de vida. Además, puede afectar a nuestros hábitos de vida haciendo que sean poco saludables, tanto en la alimentación, como en el consumo de alcohol y tabaco.
El edadismo y la pandemia
Los expertos aseguran que una de las muchas consecuencias de la pandemia ha sido la interiorización de ciertos prejuicios, como el edadismo, que hemos llegado a naturalizar de manera preocupante. Y los más afectados han sido, indiscutiblemente, las personas mayores, especialmente a las que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
La idea de que el coronavirus afecta con mayor gravedad a los mayores, ha provocado que asociemos su edad a una extrema fragilidad. Es más, ha tenido lugar lo que la OMS califica de “edadismo autoinfligido”, que ha hecho que muchas personas, a pesar de tener una vida activa y autosuficiente, se hayan sentido viejas y vulnerables ante la amenaza del virus.
En una sociedad como la nuestra, donde la competitividad está a la orden del día, la pandemia ha intensificado la lucha por la supervivencia en el sentido más primario, y ha hecho aflorar comportamientos poco solidarios y actitudes de rechazo. El COVID-19 ha arrasado en las residencias de personas mayores, y los datos muestran que cerca del 60% de los fallecidos tenían más de 60 años. Esto ha empujado a un tratamiento de la información en medios de comunicación en los que se asumía que a partir de cierta edad las personas se encuentran en la vejez y sus vidas corren peligro.
Se les ha presentado de manera negativa ante la opinión pública y ahora, según expertos que han analizado todos estos datos, toca afrontar un posible aumento de la discriminación por edad hacia este sector de la población.