A la sexta noche el grado de violencia en Barcelona descendió. Menos gente en las calles y más controles policiales en los accesos a la Plaza de Urquinaona, epicentro de los graves disturbios del viernes. Cientos se concentraron ayer de forma pacífica convocados por los CDR con respaldo de la CUP y ARRAN. Delante la policía, pero entre ambos, una cadena humana de voluntarios que instaba a protestar de forma pacífica.
Gabriel Rufián acudió a las protestas y fue recibido con abucheos e insultos. Marginado por los concentrados, aguantó el tipo, solo animado por unos pocos gestos de apoyo. “No pasa nada, forma parte de nuestra responsabilidad como político, hay que asumirlo. Después de meter un siglo de cárcel a nuestros compañeros es lógico que la gente proteste de manera pacífica. Cabe destacar las manifestaciones pacíficas. Esperemos que el día gane a la noche”, señaló.
Sin embargo, hacia las 23 horas comenzaron los disturbios. Grupos de violentos mucho más reducidos que las noches anteriores levantaron barricadas a las que prendieron fuego. Algunos manifestantes recriminaban su actitud. Con la situación controlada, los agentes terminaron retirándose.
Las escenas que se volvieron a repetir fueron las de pillaje. Personas de diversas edades asaltaron una tienda de electrónica de una conocida cadena. Se llevaron desde patinetes eléctricos hasta electrodomésticos o televisores.