Después de tres meses de lucha contra el coronavirus, de aplausos a las ocho, de campañas de apoyo de punta a punta del país, muchos sanitarios se enfrentan ahora también a las denuncias y querellas de familiares que perdieron a sus seres queridos por la pandemia. Aún con una pandemia sin controlar y sin parar de trabajar, Beatriz Benayas desde el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, entrevista a Julián Ezquerra, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS).

“Yo creo que lo hemos anunciado ya en varias ocasiones: nos vamos a pasar de ser reconocidos como unos héroes a intentar, bueno, etiquetarnos de villanos en muy poco tiempo”, lamenta Ezquerra, quien agradece los aplausos y el premio Princesa de Asturias.

“Yo creo que los aplausos han estado estupendo, la princesa de Asturias también. Creo que en eso se tenía que haber quedado todo, en un reconocimiento social hacia los profesionales que han tenido que trabajar en unas situaciones límite, en una medicina de guerra, con un sistema colapsado con una falta de personal equipos tremendos. Y dándolo todo porque se ha actuado conforme a protocolos, a guías clínicas”, explica, destacando que “se ha hecho todo lo humanamente posible para tratar a todos los pacientes con el mejor de los tratamientos posibles”.

Sobre las denuncias, lamenta que sean contra los profesionales “y no ya contra quienes han ocasionado esto, con la situación en la que hemos tenido que trabajar, que son los políticos y los gestores que no han puesto a nuestra disposición todos los medios necesarios para hacer frente en unas condiciones dignas y razonables la asistencia sanitarias que hubiesen requerido”.

Además, preguntado por la supuesta recomendación de la Comunidad de Madrid de no trasladar a los ancianos a los hospitales en función de su grado de dependencia, niega que se tratasen de borradores porque “las hemos visto publicadas”. “Se han publicado y se han firmado por un antiguo director general que fue luego fue cesado”, explica.

“Incluso a nivel de Atención Primaria, han llegado también esas recomendaciones a los médicos de familia”, añade, aunque admite que “no deja de ser escribir negro sobre blanco en un documento oficial algo que es habitual en la medicina, el triaje, el decidir qué paciente es tributario de ser sometidos a unas pruebas muy agresivas como puede ser el ingreso en la UCI o determinadas técnicas porque tienen luego una posibilidad de supervivencia muy importante y hay que hacer todo lo posible para que salga adelante, pero también es verdad que cada día los médicos tenemos que tomar decisiones de decir que un paciente no se va a beneficiar para nadar de ser trasladado al hospital o someterle a un encarnizamiento terapéutico que va a hacer que el final de su vida sea mucho peor que el dejarle tranquilo bueno pues con el apoyo familiar, con el apoyo médico, en su domicilio, en la residencia, allá donde se encuentre”.

Y, concluye, “de verdad que la muerte en el hospital a un paciente de estas características es una muerte muy triste, muy triste”.