Esta semana un vecino de un pueblo de León sufría a una okupación fugaz pero peligrosa: un oso pardo entraba en su jardín. El próximo 1 de septiembre se iniciará el primer censo genético nacional de esta especie en cuatro comunidades autónomas: Castilla y León, Cantabria Galicia y Asturias.

Aunque es, por supuesto, una especie en vías de extinción, los encuentros con osos empiezan a ser cada vez menos excepcionales en comarcas de la zona occidental de la Cordillera Cantábrica.

Pepín Tuñón, el director de la fundación Oso de Asturias, asegura que "por un lado ha aumentado el número de ejemplares y también el número de actividades al aire libre". Estos encuentros sorprenden a sus habitantes, y aunque los osos solo buscan alimento, la preocupación existe.

Por ello, si se encuentran cara a cara con un espécimen se recomienda, sobre todo, tranquilidad, dar alguna voz y como no son animales agresivos, suelen huir. Todo con el fin de facilitar la convivencia entre el hombre y la naturaleza.

Agentes de la Dirección General del Medio Natural de la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial han recogido una osezna huérfana de unos ocho meses de edad, que mostraba un estado de salud delicado.

El ejemplar, que está recibiendo en estos momentos cuidados veterinarios para su recuperación, fue localizado por los técnicos durante una de las patrullas de vigilancia que se realizan sobre esta especie en el valle de Saliencia (Somiedo) e inmediatamente se activó el protocolo de recuperación y asistencia.

Tras una revisión de la zona, conforme a los criterios acordados en el Protocolo de Intervención con Osos en la Cordillera Cantábrica aprobado por las comunidades autónomas y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se comprobó que el ejemplar se encontraba aislado de su grupo familiar.