Noche en vela a bordo del Open Arms. Imposible dormir con la costa italiana a un kilómetro y saber que no pueden desembarcar. Situación que puede desbloquearse hoy aunque todo depende de los médicos de Salvamento Marítimo. O más bien, de los dos informes que hay sobre la mesa. Por un lado el de la Orden de Malta. Subió a bordo y calificó de "pésimas las condiciones higiénico-sanitarias", además de detectar «20 casos de sarna».
Por otro, está el informe de El Ambulatorio de Lampedusa. Examinó a los últimos 13 evacuados y afirma que de todos, solo una mujer tenía problemas: era una otitis. A este informe se ha aferrado el ministro italiano del Interior para hablar de manipulación, de burla, de la ONG española y negarse al desembarco. Lo que tampoco ha dicho es que al frente de ese ambulatorio de Lampedusa está un aliado de su gobierno: Francesco Cascio.
Un tira y afloja político mientras, a bordo el fundador de la ONG, hablaba hace tan solo unos minutos de la tensión y lanzaba un SOS desesperado. La ONG española ya ha denunciado ante la Fiscalía de la zona, la situación. Pendientes del desenlace se encuentran también Médicos sin Fronteras. A bordo del Ocean Vaiking 356 personas esperan un puerto donde desembarcar. Su situación es igual de complicada porque la carga máxima es de 200. Ni Malta ni Italia han respondido a sus continuas peticiones de socorro.