Linda Baranowski, oriunda de Hoddesdon, Reino Unido, era fiel a su cita con el gimnasio. Le gustaba cuidar la línea, y según ha contado su propia hija, desde que había cumplido los 50 años se había vuelto “paranoica”. Fue eso lo que, según esta última, le habría llevado a comprar un pack de pastillas quemagrasas y crema anticelulítica; algo que condujo a su muerte.
Según ha revelado la investigación, de la que se hace eco The Sun, Linda, madre de cuatro hijos, compró las pastillas y la crema a través de Internet, poniéndose en contacto con una usuaria que, a su vez, las habría adquirido a través de un vendedor de eBay.
Tras adquirir los productos, Linda se aplicó la crema anticelulítica extendiéndosela en su estómago, sus brazos y piernas, además de tomarse las pastillas y té con propiedades adelgazantes.
Después de varias semanas de uso, de pronto empezó la pesadilla. Comenzó a sentir dolores de estómago, su piel se volvió morada y empezaron a aparecerle ampollas por la zona en donde se había extendido la crema. Más allá, los síntomas fueron agravando y en última instancia desembocaron en una mezcla tóxica que provocó que algunos de sus órganos vitales dejasen de funcionar.
Con el intestino roto, tras cinco semanas conectada a una máquina de soporte vital, terminó muriendo.
Según ha informado la policía, el contacto de Linda en Facebook admitió que algunos de sus otros compradores se habían quejado de que el gel era “demasiado caliente para ellos”.
Sin embargo, según varios responsables de los estándares de mercado, no había habido problemas con otro paquete de estos producto, recoge The Sun.
“Parece que Linda Baranowski murió como resultado de una reacción inflamatoria a los suplementos dietéticos que estaba usando”, manifestaron las autoridades, sin ocultar su preocupación en lo que respecta a que estos productos sigan en venta.
Algo en lo que ha reparado la hija de Linda, Michaela, de 29 años: “Mi madre estaba paranoica por cumplir 50 así que decidió comprar el paquete de productos. Me preocupa que sigan en venta”, apunta, clamando por un mayor control:
“Sé que las aguas que rodean a este tema son turbulentas, pero, por supuesto, necesitan regulación”, sentencia, trasladando el mensaje de una familia que ha quedado desconsolada por la tragedia.