Ningún abrazo puede calmar el dolor de los padres de Gabriel. Hoy hemos oído el desconsuelo de la madre. Su testimonio sin un solo reproche. Todo su apoyo a un padre con el que comparte la herida. Patricia sorprende por su aplomo. Por su serenidad para pedirnos que contengamos la rabia. Una madre que nos interpela para que dejemos que sea la justicia quien actúe. Una madre, Patricia, que pide sosiego para que Gabriel, su pescaíto, se vaya en paz.