La leche cruda es aquella recién exprimida y no pasteurizada, proceso que mata las bacterias dañinas que pueda contener y pueden dañar al ser humano.
El tirón de los alimentos naturales o minimamente procesados pueden influir en el interés de muchas personas por la ingestión de leche cruda.
Sin embargo, antes de tomar esta decisión sería conveniente tener en cuenta los consejos de los médicos sobre los riesgos de consumir leche cruda y las precauciones que se deben tomar.
Lo primero, saber que la leche cruda puede contener bacterias Campylobacter, Salmonella, Escherichia coli y Brucella melitensis, Mycobacterium bovis y el virus de la encefalitis por garrapatas. Lo dicen los informes médicos y las autoridades sanitarias.
Las infecciones causadas por gérmenes contenidas en la leche cruda pueden provocar diarreas, retortijones, vómitos y en ocasiones extremas hasta enfermedades mortales del sistema hepático y nervioso.
De ahí que las principales agencias de alimentos, como la Food Standards Agency, desaconsejen su consumo, sobre todo en embarazadas, niños pequeños, ancianas, pacientes con cáncer y personas con el sistema inmunológico debilitado.
En Cataluña ya se puede beber leche cruda
Este martes, la Generalitat autorizaba su venta y pocos días después el Gobierno central informaba que regulará la venta directa de leche recién ordeñada.
El decreto catalán que legaliza la venta incluye numerosos requisitos sanitarios en línea con la normativa europea, en materia de producción, manipulación, envasado, entre otros.
Además de indicaciones precisas de vital importancia, como la de venderse fría, la obligación de hervir la leche cruda varias veces para eliminar los posibles patógenos.
En el sector también la obligación de los ganaderos de someter a los animales a un control veterinario riguroso y periódico que garantice un producto de garantía, sin olvidar que los consumidores tendrán una buena parte de responsabilidad al evitar cualquier tipo de intoxicación. Eso se consigue hirviéndola