La autopsia confirma la muerte de Laura Luelmo por un fuerte golpe en la cabeza, entre dos o tres días después de su desaparición.
A falta de determinar si hubo agresión sexual y si los restos de ADN que se encuentren el cuerpo coinciden con el de Bernardo Montoya, el único detenido por el crimen, los especialistas peinan la zona en busca de cualquier indicio.
El cuerpo de Laura se halló en una zanja de difícil acceso, donde el asesino colocó el cadáver bocabajo y semidesnudo, con las manos atadas por la espalda.
El voluntario que lo encontró primero se tropezó con el vaquero y la ropa interior de Laura, a 200 metros hacia el camino. Los investigadores creen que la ropa se quedó en ese lugar cuando el asesino arrastraba el cadáver para esconderlo entre la maleza y las ramas.
Faltan las zapatillas, las llaves el teléfono de la joven y el monedero. También desbrozan los alrededores en busca de cualquier resto de ropa del asesino. Los especialistas aseguran que podrían encontrar muchas evidencias biológicas. También huellas de pisadas y de las ruedas del vehículo del detenido.
Los investigadores están casi seguros de que Laura no murió en ese lugar. Y todavía buscan la escena del crimen.
La autopsia en el tanatorio de Huelva donde hemos visto a la familia de Laura también aportará datos de su agresor si pudo defenderse o no cuando fue raptada.
Laura pudo estar raptada dos días, según la autopsia La triangulación de los teléfonos del detenido y de Laura será fundamental para saber dónde la cogió, si ella llegó a salir de la vivienda o no tuvo tiempo y donde se la llevó. El vehículo de Bernardo Montoya también está siendo inspeccionado.