Más de 200 funcionarios de prisiones de todos los puntos de España se encadenan en Madrid para pedir mejoras de las condiciones laborales y denuncian ser víctimas de agresiones, falta de personal y decadencia de las instalaciones. Las cifras son alarmantes: 1 funcionario vigila a 140 presos. En las prisiones de mujeres, el hacinamiento es el gran problema. Los carcelarios se sienten desprotegidos y abandonados y lamentan no poder garantizar la seguridad y reinserción dentro de las cárceles españolas.