El Gobierno ha cambiado su opinión respecto a las mascarillas. A partir del lunes, con la vuelta de muchos al trabajo, las repartirá en bocas de metro y paradas de autobús. Ese es el objetivo, por ahora: quienes usen el transporte público. Es un nuevo tipo de mascarilla, reutilizable.
No sabemos cuántas se van a repartir y el grueso de la producción. Mientras, en las farmacias están muy preocupados. No hay existencias, tampoco les han explicado bien cómo son las nuevas y se quejan de que Moncloa ni siquiera ha contado con ellos para distribuirlas.
Como estamos de Semana Santa, toca entrar en farmacias de guardia. Hay guantes, geles pero no, no las busque. No hay mascarillas. Así que, imaginen cuando el próximo lunes, la gente las pida y con el agravante de que ellos, los farmacéuticos, ni siquiera tienen muy claro cómo son esas nuevas mascarillas.
El modelo es lavable y se va a repartir, principalmente, en el transporte público. Tal es la confusión, que Cataluña ya ha tenido que dar marcha atrás: el presidente Torra aseguró que el 14 de abril todos los catalanes podrían recoger una. Los farmacéuticos le corrigieron: hasta el 20 no habrá stock.
¿Por qué este cambio sobre su uso? Pues aunque la Organización Mundial de la Salud no ha modificado de postura, sí lo ha hecho el Centro europeo de Prevención de Enfermedades. Y en eso se basa el Gobierno. Aunque no especifica cuántas repartirán y reconocen que el grueso de la producción se pondrá en marcha este lunes, el mismo día del reparto.
Por si no hubiera suficiente lío, cuatro ministerios han elaborado una guía para fabricar mascarillas en casa. Mientras el Consejo General de los Farmacéuticos se queja de que Moncloa ni siquiera les ha llamado cuando ellos serían la manera más rápida y eficaz de repartir esas nuevas mascarillas.