Inocencio, 50 años, sufrió un infarto en plena batalla campal. Se desplomó en un momento en el que no había golpes ni lanzamiento de objetos. La autopsia confirma que el cuerpo no presentaba traumatismos. Sus compañeros corrieron a auxiliarle y la ambulancia llegó sólo segundos después. Los médicos trataron de reanimarle, sin éxito, durante una hora. Los sindicatos policiales denuncian que Inocencio y sus compañeros llevaban 12 horas trabajando, con mucha tensión, intentando controlar a los radicales más violentos. Fallece mientras, como si nada, continúan las carreras y la violencia desenfrenada en las calles de Bilbao