La investigación, publicada en 'Translational Psychiatry', sienta las bases para que estudios de investigación más amplios utilicen un tipo específico de estimulación cerebral, llamada estimulación de corriente alterna transcraneal (TACS), para tratar a las personas diagnosticadas con depresión mayor.
Este enfoque es diferente a la técnica de estimulación cerebral más común llamada estimulación directa transcraneal (tDCS), que envía un flujo constante de electricidad débil a través de electrodos conectados a varias partes del cerebro, el cual ha tenido resultados mixtos en el tratamiento de diversas afecciones, incluida la depresión.
El TACS se centra en las oscilaciones alfa específicas de cada personas, que aparecen como ondas entre 8 y 12 hercios en un electroencefalograma (EEG). Las ondas en este rango aumentan predominantemente cuando se cierran los ojos, se sueña despierto, o se medita, especialmente cuando los cerebros bloquean los estímulos sensoriales, como lo que se ve, siente y se escucha.
Investigaciones anteriores demostraron que las personas con depresión presentaban oscilaciones alfa desequilibradas, por lo que los expertos pensaron que podrían apuntar estas oscilaciones para volver a sincronizarlas con las oscilaciones alfa en la corteza frontal derecha.
Para ello, analizaron a 32 personas con diagnóstico de depresión y examinaron a cada participante antes del estudio. Todos ellos fueron separados en tres grupos: un grupo recibió la estimulación simulada de placebo, un breve estímulo eléctrico para imitar la sensación al comienzo de una sesión de TACS; un grupo de control recibió una intervención de TACS de 40 hercios, muy por encima del rango que los investigadores pensaron que afectaría las oscilaciones alfa; y un tercer grupo recibió la intervención de tratamiento: una corriente eléctrica de 10 hercios TACS que se enfocó en las ondas alfa naturales de cada individuo.
Cada persona se sometió a su intervención durante 40 minutos cinco días consecutivos. Ninguno de los participantes sabía en qué grupo estaban, y tampoco lo hicieron los investigadores. De esta forma, los expertos no encontraron una disminución estadísticamente significativa en los síntomas de la depresión en el grupo de TACS de 10 hercios, a diferencia de los grupos de control o simulacro en cuatro semanas.
No obstante, cuando examinaron los datos de dos semanas después del tratamiento, encontraron que el 70 por ciento de las personas en el grupo de tratamiento informaron, al menos, de una reducción del 50 por ciento en los síntomas de la depresión. Esta tasa de respuesta fue significativamente mayor que la de los otros dos grupos de control. Los participantes en los grupos de placebo y control no experimentaron tal reducción en los síntomas.
"Es importante tener en cuenta que este es el primer estudio de su tipo. Cuando comenzamos esta investigación con simulaciones por ordenador y estudios preclínicos, no estaba claro si veríamos un efecto en las personas a los días después del tratamiento con TACS y, mucho menos, si el TACS podría convertirse en un tratamiento para enfermedades psiquiátricas. El hecho de que hayamos visto resultados tan positivos en este estudio nos da confianza de que nuestro enfoque podría ayudar a muchas personas con depresión", han zanjado los expertos.