Marta sufre ELA, una enfermedad que va paralizando el cuerpo de forma muy rápida. Primero tuvo que utilizar muletas, luego un andador y, finalmente, la silla de ruedas. Recibe 20 euros de la Ley de Dependencia, pero necesita ayuda para vestirse o ir al baño y depende completamente de su cuidadora, Reyes. Sus hijos, Susana, José Luis y Javier, señalan que es la más optimista de todos, a pesar de lo duro que es ver cómo el cuerpo deja de moverse y cómo cuestra tragar, respirar o hablar. La mayor alegría de Marta son sus nietos: "Con ellos, hasta respiro mejor", afirma.