Devastada, en ruinas, envuelta en humo y fuegos todavía sin apagar. Así se ve desde el aire la parroquia de Tui, después de la fuerte explosión de material pirotécnico en la que hay un muerto y 30 heridos. La explosión removió los cimientos de las más de veinte casas e inmuebles de la localidad gallega y la onda expansiva alcanzó los 800 metros a la redonda empeorando las consecuencias. Al menos una docena de viviendas se incendiaron porque las llamas se extendieron por los tejados y el bombazo abrió un cráter de unos 30 metros. Los Bomberos siguen desescombrando la zona, que parece un escenario de guerra. El dueño de la pirotecnia ha sido detenido por un delito de homicidio imprudente.